Peter Eigen es un abogado y economista alemán que estudió durante la década de los 60s los índices económicos y financieros de las empresas más importantes de América del Norte. Más tarde, fundaría la Agencia para la Transparencia Internacional que analiza los índices perceptuales de la corrupción global, que nos cuesta más US$20 mil millones al año. Y es que la corrupción es un concepto que en épocas electorales sirve de plataforma para los impulsos popular democráticos. El ser humano, desde el punto de vista antropológico y sociológico, no es corrupto por naturaleza. Sin embargo, factores como la cultura, la religión, la sociedad y la economía nos vuelven corruptos.
Cuando Prometeo se robó el fuego del cielo, Zeus lo castigó severamente a sentir el eterno dolor de mordidas de un buitre que diariamente le comía su hígado. Es en este panorama en el que se describe el incumplimiento de la ley ante una autoridad donde también, vía documentos escritos o verbales, como una constitución o las tablas de la ley, se ha castigado la corrupción. El código Hammurabi, es un documento de dictámenes legislativos que una deidad divina le entregó al rey babilonio Hammurabi, para dirigir a su pueblo. En ellos se describe a la mentira, el robo y el falso testimonio como aspectos comportamentales a ser castigados.
Así como el Watergate de la década de los setenta en los EE. UU., el historiador y profesor Juan Roberto Zabala Treviño nos cuenta que, en el antiguo Egipto, se descubrió que personal propio del faraón fue ajusticiado por el robo de joyas y oro escondido en la tumba del rey Sobekemsaf I. Sin embargo, por haber pertenecido a los altos rangos de la nobleza, el caso fue cerrado y archivado.
De la misma manera, en la antigua Roma, imperio al cual le debemos nuestras leyes es numerosa la historiografía de los hechos de corrupción descritos en un maravilloso libro llamado Corrvpta Roma de Pedro Ángel Fernández Vega.
En la Edad Media, aspectos como la Carta Magna, la Inquisición, el Catarismo, La Herejía y obras como La Ciudad de Dios de Agustín de Hipona, se centraron en el pensamiento escolástico que estudiaba el bien y el mal, como argumento político y religioso y, definieron en muchos casos la manera de ver el mundo en Europa occidental y por ende el Nuevo Mundo.
De igual manera, en el Renacimiento, en la Revolución Industrial, en el Barroco, en la Ilustración, en la Patria Boba, en la Segunda Guerra Mundial, en la Iglesia Católica, en el islam, en el budismo, en la Fifa, en Coldeportes, en el sector público y el privado, en los partidos políticos, en la burocracias, en las monarquías, en las dictaduras, en las democracias, en la Unión Europea, en China, en Rusia, en Colombia y hasta en nuestros hogares hay corrupción. Lo anterior no quiere decir que no la afrontemos y busquemos maneras de minimizarla, pero ¿De qué nos sirve creer que la corrupción se va a acabar? Mejor, comencemos por casa. ¿O como decía un expresidente … la corrupción en sus justas proporciones?
LUIS FELIPE CHÁVEZ GIRALDO
Historiador