Comienza el segundo semestre, y los equipos gerenciales por estos días hacen una pausa para evaluar resultados, proyectar el cierre de 2024 y visualizar su estrategia para 2025. Hoy comparto dos recomendaciones prácticas para esos equipos, orientadas a elevar el nivel y mejorar el resultado de sus conversaciones estratégicas.
En primer lugar, revisen los resultados del semestre con sentido crítico en dos dimensiones: causas de los resultados alcanzados y alineación de los resultados con su estrategia. Respecto a las causas, siempre es importante reconocer qué tanto los resultados se explican en la gestión y qué tanto en factores externos y ajenos al control del equipo. Sean aquellos buenos o deficientes, los resultados que logramos en las empresas suelen reflejar algunos componentes accidentales, no intencionales.
Así entonces, cuando los resultados son extraordinarios, por ejemplo, es crítico entender si son replicables y, en caso tal, en qué enfocarnos para sostenerlos. Cuando el componente accidental en cambio es apreciable, hacerlo visible ayuda a establecer expectativas razonables descontando su incierta recurrencia.
Ante resultados positivos, tampoco debemos dar por descontada la alineación de aquellos con la estrategia. Podemos estarlos logrando con una estrategia distinta a la que originalmente acordamos. En estos casos, es importante entender qué estrategia es la que realmente se asocia al resultado positivo para considerar volverla deliberada, y evitar que siga siendo accidental, inconsciente u oportunista.
Cuando los resultados no son los deseables, tampoco es buena idea simplemente cambiar de estrategia. En ocasiones, esa estrategia sigue siendo la mejor hipótesis posible para enfrentar el futuro, solo que no genera sus resultados potenciales por problemas en su ejecución.
En segundo lugar, antes de enfrascarse en discusiones sobre asuntos puntuales, permítanse espacio para una mirada amplia y divergente. Conversen sobre los supuestos que soportan su estrategia, cuáles se mantienen y cuáles han cambiado.
Compartan lo que observan en el terreno, en cuanto a sus clientes, competidores y proveedores, y especulen sobre qué de lo que ya hacen hoy pueden hacer distinto o mejor, incluso qué de eso que aún no hacen deberían explorar en sus planes de corto plazo para implementarlo. Vean el bosque, una dosis de divergencia lleva luego a mejores resultados en la convergencia que buscamos en estas conversaciones. Y siempre pregúntense por las brechas de gestión urgentes de las cuales necesitan hacerse cargo.
Hay fallas que no son admisibles, procesos que tienen que operar bien para cualquier estrategia, riesgos a los que una empresa bien gestionada no debería estar expuesta. Hacer lo básico bien es indispensable para tener derecho a escoger, a ser estratégicos. Les deseo excelentes conversaciones estratégicas y una positiva segunda parte de 2024.
Carlos Téllez
carlos@carlostellez.co