En septiembre de 1870, doña Mercedes Saldarriaga de Botero estrenó un espléndido vestido negro traído de París. El vestido era de seda y tenía plumas. Ese mismo año, le dieron cada mes entre 2 y 40 pesos para sus gastos. A doña Ester Posada de Botero, en diciembre de 1891, le dieron 167 pesos para comprar diez y seis varas de género de seda para un traje. Doña Edelmira Botero, en 1892, le compró unos trajes a su hija, en marzo le compró vestidos a sus hijos y en abril les compró a sus hijos un violín y una flauta. Estos detalles salen de los libros de contabilidad del Banco Botero Arango e hijos.
De las demás mujeres de la familia, cuñadas, hermanas y primas de Edelmira, había en los libros un registro detallado de sus gastos diarios. Hay registro del dinero se les entregaba cada día y una descripción detallada de los gastos excepcionales, como los dos vestidos en cuestión. Igualmente, hay detalles de sus ingresos: doña Edelmira Botero recibió dinero de la venta de la casa de San Roque y así, había registros de sus ingresos, origen de los recursos para sus gastos.
Por el contrario, los gastos de los hombres de su familia no se registraban con el mismo detalle en los mismos libros.
Tenemos registro de sus inversiones, de sus préstamos y de las fincas que iban comprando, pero sus gastos del día a día no se registraban.
No tengo claro cómo hacían con la plata de bolsillo, si recibían salarios o si tenían otras rentas por fuera de sus libros. Como no hay registro de sus gastos de bolsillo, no sabemos en qué se gastaban la plata del día a día.
Hoy hay un debate cada vez más rico sobre las familias empresariales y los roles de las mujeres y los hombres en la toma de decisiones estratégicas de las empresas y de las familias. Una exploración más sistemática de los libros contables de los bancos y casas comerciales de finales del XIX y principios del XX nos puede dar luces de cómo se tomaban decisiones en las familias empresariales y el rol que le asignaban a mujeres y hombres.
Me aventuro a decir que esta contabilidad no era exclusiva de la familia Botero, o de las familias antioqueñas, y que seguramente se encuentran patrones similares en otros negocios y en otras regiones del país. Esta exploración podría darnos luces incluso sobre el manejo del dinero hoy y el rol que tienen las mujeres en las oficinas de familia, que están convirtiéndose en formas de gobernanza comunes en las familias empresariales.
Hoy, veríamos a las mujeres tomando decisiones de inversión y ojalá, equidad en el registro de los gastos de hombres y mujeres. En 140 años han cambiado muchas cosas, pero otras siguen igual.
CRISTINA VÉLEZ VALENCIA
Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit.