Como ha sido divulgado recientemente, los resultados de la prueba Pisa 2012 son, por decir lo menos, decepcionantes.
El historial de malos resultados en esta prueba son alarmantes, en las tres ediciones en las que se ha participado (2006, 2009 y 2012), Colombia ha parecido defender consistentemente los últimos puestos.
Ante este panorama, vale la pena tomar nota de varios hechos interesantes.
El primero consiste en observar que 7 de los mejores 10 puestos se encuentran ocupados por países asiáticos.
Siendo China, Singapur y Taiwán quienes encabezan la lista. Existe un segundo renglón ocupado en su mayoría por países europeos, encabezados a su vez por Liechtenstein, Suiza y Noruega.
Es interesante observar que aunque los denominados determinantes económicos pueden jugar un papel no despreciable en el desempeño académico, los mejores estudiantes de esta prueba no son necesariamente los más ricos.
Un hecho interesante, Vietnam, un país con un PIB per cápita en el 2012 de 4.000 dólares, obtiene un puntaje en matemáticas de 511 y ocupa el puesto 17 de 64. Colombia, por su parte, tiene un PIB de 10.000 dólares, obtiene 376 puntos en matemáticas y ocupa el puesto 63.
No solo estos países son los mejores en matemáticas, son consistentemente muy superiores en otras áreas de la prueba como lectura y ciencias, y curiosamente superiores a muchas de los naciones con los más altos indicadores económicos y sociales del planeta.
Los resultados para Colombia podrían explicarse desde ámbitos sociales, económicos, institucionales e incluso políticos.
Sin embargo, existe un aspecto poco discutido y es el papel de la cultura y la actitud del estudiante frente a la educación, al margen de los recursos, las facilidades e incluso la misma política pública. La cultura y actitud de los estudiantes de los países asiáticos frente a la educación revela importantes diferencias.
Ellos son incentivados por el sistema, su propia convicción y la cultura circundante a duplicar esfuerzos para la consecución de logros académicos sobresalientes. Sus objetivos son impuestos en parte por la fuerza implacable de la competencia y seguidos de cerca por los valores milenarios de esta sociedad
En China, los incentivos del sistema de educación se encuentran alineados no solo para el desempeño individual, sino para el cierre de las brechas y la difusión de las mejores prácticas.
En dicho país, a través del popular ‘Programa Comisionado de Educación’, los mejores planteles educativos tienen la obligación de apoyar a aquellos con el rendimiento más bajo, compartiendo así las tecnologías de aprendizaje y disminuyendo paulatinamente los rezagos.
De esta manera, la experiencia de estos Estados, su actitud y valores frente a la educación pueden dar luces de los elementos que necesita un país como Colombia para mejorar sus niveles de escolarización y competencia profesional.
Nada más absurdo que pensar que nuestros estudiantes carecen de las capacidades para lograr los mismos o incluso mejores resultados. Quizás es cuestión de disciplina, mayor seriedad y una actitud diferente frente a la educación y el proceso de aprendizaje lo que realmente hace falta.
Andrés Jola Sánchez
Instructor asociado, Indiana University, EE. UU.