El 15 de mayo del 2012, entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos. Luego de más de dos años, algunos resultados saltan a la luz pública y confirman la pobre estrategia de implementación y aprovechamiento del acuerdo.
Según cifras oficiales del Dane, previa a la entrada en vigencia del TLC en el 2011, las exportaciones a EE. UU. sumaban 21.833 millones de dólares FOB. Esta cifra representaba un crecimiento de 31,05 por ciento con respecto al año inmediatamente anterior (2010). En el 2012 se registró un leve decrecimiento con respecto al 2011, en una tasa cercana al 0,62 por ciento.
No obstante, el 2013 y lo que va del 2014 muestran una imagen totalmente diferente. El valor de las exportaciones a Estados Unidos en 2013 se redujo en un porcentaje cercano al 15,46 por ciento. Más inquietante, en el último boletín publicado por el Dane se reporta que, en lo corrido del 2014 (enero-abril), las exportaciones continúan cayendo de manera significativa: comparado con el mismo periodo del 2013, el valor de las exportaciones a EE. UU. han caído 31,5 por ciento.
Estas cifras contrastan, por otro lado, con el comportamiento del valor de las importaciones desde la entrada en vigencia del acuerdo comercial. Previo al inicio del TLC (2011), el valor CIF de las importaciones crecía a una tasa del 29,81 por ciento. En 2012, las importaciones crecieron 4,6 por ciento y, en el 2013, en contraste con el comportamiento de las exportaciones, el valor de las importaciones se disparó 15,2 por ciento.
De hecho, en el último boletín del Dane, en lo corrido del 2014 (enero-abril), las cifras demuestran que las importaciones continúan creciendo, y lo hacen a una sólida tasa del 13,5 por ciento, comparado con el mismo periodo en el 2013. Así las cosas, Colombia oficialmente ha pasado en el 2014 a tener una balanza comercial deficitaria con EE. UU. en un valor cercano a los 1.352,5 millones de dólares FOB.
Los determinantes de este fenómeno se encuentran fundamentados en la baja productividad relativa de muchos sectores de la industria nacional, de la misma manera que en las insuficientes acciones del Estado colombiano para aprovechar las ventajas competitivas y comparativas de un sinnúmero de productos y servicios colombianos.
El grado de compromiso del Estado colombiano contrasta con el esfuerzo de EE. UU.por aprovechar el acuerdo comercial. Mientras en Colombia poco o nada se ha impulsado ante claras restricciones institucionales, normativas y presupuestales del Gobierno, EE. UU. ha llevado acciones concretas para promover los negocios en Colombia. Recientemente, el Estado de Georgia inauguró una oficina comercial en Bogotá, con la cual facilitará el ingreso de nuevos productos estadounidenses al mercado colombiano.
A pesar del buen momento de la economía colombiana, es curioso observar que no existen esfuerzos concretos y significativos por aprovechar los espacios ganados en los acuerdos comerciales, y poco o nada se ha avanzado en el mejoramiento de las condiciones que permitieran mitigar las evidentes desventajas competitivas de la producción nacional.
Andrés Jola Sánchez
Instructor asociado, Kelley School of Business, Indiana University
andres.jola@gmail.com