Uno de los secretos mejor guardados en el mundo corporativo y público, es que, comunicar de manera asertiva hace la diferencia entre un buen gerente (o político) y un líder capaz de generar cambios.
Con frecuencia, los líderes subestiman o descuidan la crucial labor de comunicar bien. Se concentran en sus decisiones y acciones y olvidan la importancia de motivar sus equipos, atraer talentos e inspirar confianza. Tres elementos que se construyen a partir de tener buenas ideas y mucha pasión, y comunicarlas efectivamente. Otros creen que la comunicación es adorno y sinónimo de publicidad, olvidando que una estrategia de comunicación clara es fundamental para el éxito de sus emprendimientos.
Todo empieza con un buen cuento: sin mensaje que articule la idea, la razón de ser, el por qué y el para qué (más que el qué o el cómo), no es posible comunicar asertivamente. Pero no termina allí. Se requiere un objetivo de comunicación, una clara identificación de las audiencias, creatividad y eficacia en la ejecución y sobre todo mucha disciplina. Se trata de una verdadera estrategia. Y como toda estrategia, comunicar implica renunciar a muchas ‘ideas brillantes’ para perseverar en las importantes. Como dicen los beisbolistas, no se pueden batear todas.
La comunicación estratégica es un arte y una ciencia. No es física nuclear, pero no se improvisa. Se puede aprender. Algunos consejos fundamentales siempre son valiosos. Leyendo el libro SuperComunicador (de Frank Pietrucha, editorial Amacom), escogí diez de sus recomendaciones prácticas que considero particularmente más útiles en mi propia experiencia como consultor.
* Lo que quiera comunicar debe ser relevante y pertinente para su audiencia. Asegúrese de que tenga sentido y valor para los que lo van a escuchar o leer.
* Es indispensable conocer muy bien a su público objetivo: su perfil, intereses y expectativas.
* Personalice sus comunicaciones. Encuentre su propia voz, tenga su estilo único y sea auténtico.
* Aprenda a comunicarse bien con la gente. Es una tarea a la que hay que dedicarle tiempo de estudio y ensayo. Pero ese esfuerzo no es un gasto, sino una inversión.
* Sea sencillo. No erudito. Como dijo Albert Einstein: “si no lo puede explicar de manera simple, es porque aún no lo entiende bien”.
* Humanice sus mensajes. En lo posible –sin exagerar y cuando sea del caso– apele a las emociones. Lo racional es, por supuesto, fundamental, pero muchas veces lo emocional inspira más.
* Inicie siempre con su mensaje principal. Luego desarróllelo paso a paso, en sus elementos claves. Y cierre de nuevo con su mensaje central.
* Siempre incluya historias –con personajes, fechas, lugares, circunstancias– para transmitir con mayor facilidad conceptos complicados o aparentemente lejanos para su audiencia.
* Use con frecuencia analogías, símiles y metáforas para explicar conceptos complejos. Verifique –con personas parecidas a las de su audiencia, antes de su exposición o publicar su escrito– que sirvan para hacerse entender y motivar.
* Escriba frases cortas, en párrafos breves y en pocas páginas. Y cuando haga presentaciones audiovisuales nunca use una diapositiva que contenga más de 140 caracteres (un trino).
Camilo Granada
Presidente de FTI Consulting Colombia
Camilo.Granada@fticonsulting.com