La caída internacional en el precio del petróleo, sumada a la devaluación del peso frente al dólar estadounidense, plantea grandes retos para el gobierno colombiano al inicio de este 2015, teniendo en cuenta que los ingresos fiscales proyectados se verán disminuidos de una parte por la caída en la renta petrolera, y de otra por la disminución de importaciones con su consecuente efecto de menores recaudos en los impuestos indirectos como IVA y arancel.
Frente a este escenario, el Gobierno ha adoptado recientes medidas orientadas a contrarrestar los efectos negativos que pueden presentarse en la economía local, dentro de las cuales se destaca la reactivación del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles –Fepc–, y la creación de las nuevas zonas francas off shore, para la industria de oil & gas.
La reactivación del Fepc se produjo a partir de la reciente reforma tributaria, la cual incorporó la contribución parafiscal al combustible.
Este fondo tiene como propósito cubrir el déficit acumulado en los años previos y generar un ahorro que permita no sufrir fluctuaciones abruptas en los precios locales de la gasolina, una vez el valor del petróleo recupere su acostumbrada cotización.
Por su parte, las nuevas zonas francas off shore, nacen mediante el Decreto 2682 de diciembre de 2014, a través del cual se busca dotar de beneficios tributarios las actividades de exploración y producción de petróleo y gas que se desarrollen bajo el modelo de zonas francas en las costas del país.
Con estas medidas, el Gobierno Nacional estima poder hacer frente en el presente año fiscal, a las turbulencias generadas por el precio del crudo.
Sin embargo, no se puede perder de vista que el éxito de las medidas locales tomadas dependerá, en gran parte, de factores geopolíticos que no condicionan el valor del petróleo solamente al costo del producto, sino que incorporan en la ecuación aspectos como la decisión adoptada por la Opep de no aprobar una disminución de su producción, o la alta disponibilidad de petróleo de esquisto en Estados Unidos, obtenido a partir de nuevas tecnologías como el fracking, que en su conjunto generan una sobreoferta carente de demanda, presionando los precios a la baja.
Un escenario similar ocurre en materia de tasa de cambio, toda vez que la disminución en la oferta de divisas y su alta demanda en el mercado conlleva a la devaluación de la moneda local, lo cual tiene su origen en el alto porcentaje que representan las exportaciones tradicionales.
Mantener una tasa de cambio en los niveles actuales, aunque representa una excelente oportunidad para los exportadores de productos no tradicionales, dificulta las importaciones, genera riesgos de desinversión e incrementa el monto de las obligaciones adquiridas en los mercados internacionales.
Ante este escenario, se debe mantener un monitoreo constante de la evolución internacional en el precio del crudo, a fin de adoptar las medidas necesarias en la economía local.
Erwin Blanco
Gerente de Tax & Legal Deloitte