Mucho se ha dicho sobre el padre Francis Wehri, O. S. B., quien murió el pasado 30 de julio a los 81 años, después de tan solo dos de su retiro como rector del Colegio San Carlos. Sirvió a la comunidad San Carlista por casi medio siglo, y por sus manos pasaron más de 4.000 estudiantes entre los que se destacan presidentes, artistas, ministros, empresarios, periodistas, directores de medios, rectores y maestros universitarios y escolares, dirigentes políticos, entre otros. Los medios nacionales publicaron perfiles e informaron sobre la desaparición de, quizá, uno de los educadores más importantes que ha tenido Colombia en los últimos 50 años.
En la mayoría de las notas resaltan su compromiso por la educación de calidad, la excelencia y haber logrado posicionar al colegio como uno de los mejores del país. Pero su mayor valor no estuvo ahí. Fue su consistencia, coherencia y convicción la que le ganó el corazón de la mayoría de los estudiantes, padres de familia y colaboradores. Era una persona íntegra que pensaba, decía y hacía lo mismo. Vivía los valores de la fe católica en su labor profesional de rector y en su vida monástica.
¡Su valor estaba en que educaba con el ejemplo! Predicaba sobre la importancia del trabajo duro, y se le veía todos los días de primero en las labores y era el último en irse.
Cuando decía que la educación en los valores católicos era lo más importante se entendía la cantidad de veces que dio segundas oportunidades a adolescentes traviesos o el sinfín de matrimonios, bautizos y demás ceremonias religiosas que celebró. Cuando se agachaba a recoger papelitos nos mostraba el valor de la limpieza, el compromiso con el planeta, el reciclaje y el orden.
Tuve la fortuna de conocerlo por más de 25 años como estudiante, docente y colega. Lo consideré y traté como mentor de mi carrera como educador. Conversamos muchas veces sobre diferentes asuntos en los que me sorprendía siempre por la simpleza y potencia de sus posturas sin dogmatismos ni apasionamientos. Era un hombre convencido de que lo que hacía, lo hacía de la mejor manera que sabía hacerlo y teniendo en cuenta los resultados anteriores. Creía que en la vida no había atajos y que, por lo tanto, se requiere hacer el trabajo necesario para conseguir los resultados deseados.
El impacto de su sabiduría no se limitó al Colegio San Carlos, sino que fue un referente, consultor y mentor de muchos colegios en Bogotá como Los Nogales, el Santa Francisca Romana, el Santa María y el San Mateo, por mencionar solo algunos. Gran creyente en la educación pública, fue uno de los gestores de la Alianza Educativa, una de las organizaciones que mejores resultados ha dado en la gestión de colegios públicos en concesión de Bogotá en la última década y media.
Las expresiones de agradecimiento, afecto, reconocimiento y tristeza que se vieron en las redes sociales y el día de su entierro son solo un pequeño destello de lo que este hombre influyó en la vida de miles. Dios lo tenga en su gloria y paz en su tumba. Thank you Father Francis!
Un gran educador
Las expresiones de afecto y tristeza que se vieron en las redes sociales y el día de su entierro son un destello de lo que este hombre influyó.
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