La comparación, aunque socorrida, es poderosa. Los automóviles, cualquiera que sean, dan mucha más importancia al vidrio panorámico que a los espejos retrovisores. Es obvio. Es más relevante lo que viene hacia adelante que lo que dejamos atrás.
De hecho, un conductor podría accidentarse si mira demasiado por el espejo retrovisor en lugar de fijar toda su atención en el camino que tiene enfrente. Como es apenas natural, los vidrios panorámicos son grandes y los espejos retrovisores son pequeños. Aunque útiles, solo con un rápido golpe de vista le dan al conductor la información necesaria para continuar el camino. Hoy, la tecnología ayuda a graduar el ángulo de visión de los espejos. Y ya. Pero a ningún fabricante se le ocurriría sobrestimar su papel.
Lo importante es la visibilidad del automóvil hacia adelante.
Pienso en nuestra inveterada querencia a mirar para atrás.
A anclarnos. En todos los órdenes. El proceso de paz que adelanta el Gobierno del presidente Santos con la guerrilla de las Farc, en La Habana, es una buena muestra de ello.
Hay especialistas en mirar para atrás. Por miedo, por rencor o por interés personal. Muchos de buena fe. Porque sienten que no es justo. Otros por sistema, porque sí, porque no son ellos los que están sentados en la mesa de los diálogos.
No creo que el Presidente calcule su reelección con el proceso. Qué importaría. O que quiera pasar a la historia. Qué interesaría. Simplemente le creo. Ha tenido el valor.
Cualquiera sabe que un proceso de esa naturaleza es incompleto. No hace falta ser experto en nada para darse cuenta de que será imperfecto, o incluso muy imperfecto. No importa. Es mejor una paz así sea famélica al comienzo, a que los fusiles sigan humeando, estos sí robustos de odio y monosílabos.
La mayoría metida al monte a culatazos, ya es hora de que los miles de guerrilleros salgan de él y vean la luz del Sol sin esconderse, y sientan que no fue una elección que ellos hicieron, sino una curva perversa de un destino que nunca les preguntó mayor cosa.
¿Cuántos de los que se aferran al pequeño retrovisor privado han visto a estos jóvenes imberbes colombianos, a estas muchachas con su juventud hecha pedazos, y deciden por ellos, mientras se diluye demasiado el hielo de los whiskies y es hora de pedir otro?
Sentimental su reflexión profesor Bayona.
Sin honduras políticas, sin contexto, sin visión de la historia, sin números, solamente exhorta. Qué cosa tan candorosa.
Lo sé. Ingenuidad de pacifista. Es que no hay tiempo. Ya hemos hablado mucho. Ya conocemos las claves de la plomacera. Ya sabemos quiénes son los verdaderos interesados en el tiroteo. Es hora de humedecer la tierra de futuro y no de sangre.
Juan Carlos Bayona Vargas
Rector Colegio Cafam