Para mirar con optimismo la relación comercial con Venezuela, no podemos olvidar de dónde venimos: un deterioro de la relación bilateral hasta la ruptura de las relaciones en julio del 2010 y la recomposición del vínculo con el cambio de Gobierno en Colombia el segundo semestre del mismo año.
A partir de allí se declaró por parte de los Presidentes la voluntad para fortalecer el nuevo relacionamiento bilateral y continuar en el camino de la integración.
Sin embargo, la relación comercial sigue débil. Lo deseable hubiera sido que la misma celeridad con la cual se cerró el mercado a los exportadores colombianos se hubiera aplicado para restablecer un comercio fluido.
Sólo hasta julio del 2011 nuestras exportaciones comenzaron a dinamizarse, pero con muchas limitaciones.
Siguen rubros cerrados, algunos permisos sin renovar, y se confirma la tendencia de Venezuela a comprar materias primas y no producto terminado. Este año exportaremos US$1.730 millones aproximadamente, es decir, menos de la tercera parte del 2008 y menos de la mitad del 2009.
Si miramos el comportamiento de otros países proveedores de Venezuela, todos han ganado participación en ese mercado, a costa de Colombia. En el 2012 tenemos que recuperar el mercado venezolano para nuestras exportaciones.
La agenda del año entrante con Venezuela debe contemplar el diseño de nuevos mecanismos que faciliten el pago de nuestras exportaciones y la posibilidad de recibir desembolsos en productos básicos transables. También, y en un contexto global donde el euro y el dólar cada día se desvalorizan, mirar desprevenidamente la posibilidad del uso del sucre.
Esto desde el punto de vista de nuestras autoridades.
Del Gobierno de Venezuela esperamos que finalmente este año se salde la deuda pendiente. Si bien se han pagado US$902 millones, hay empresas a las cuales no se les ha liquidado un dólar de la deuda, numerosas compañías de la frontera, las más afectada por la disminución del comercio, siguen esperando su pago, y para la mayoría de las empresas colombianas el desembolso ha sido parcial.
Esperamos que el 2012 inicie con un nuevo acuerdo y se eliminen la totalidad de las barreras discriminatorias que nos impusieron para impedir o dificultar el comercio; que haya disposición de los diferentes ministerios venezolanos en suscribir acuerdos de complementación, de transferencia de tecnología y de compras públicas ambiciosas en las áreas de su interés: VIS, productos farmacéuticos y dotación hospitalaria, alimentos, productos de consumo masivo, confecciones, calzado.
Tenemos propuestas en estos sectores, pero necesitamos una interlocución fluida y periódica con los responsables públicos de estos temas. La innovación en mecanismos de pago y mesas con las autoridades venezolanas para diseñar programas integrales incluyentes que incorporen bienes y tecnología de los dos países son caminos para reactivar el comercio.
La relación económica de nuestras naciones no puede limitarse al intercambio comercial y a acordar un nivel de aranceles igual al de la CAN.
La dimensión social de dos países unidos por una extensa frontera debe ser considerada: la migración de sus ciudadanos, el transporte terrestre de mercancías, una regulación para la inversión extranjera son insoslayables para fortalecer la integración, combatir el contrabando y fomentar la formalidad.