El anuncio de una reunión de jefes de estado, en el marco de la Cumbre UE-Celac, el próximo 16 y 17 de julio en Bruselas, despertó gran interés de ambos lados del Atlántico. La última reunión se celebró en 2015, mientras la programada para 2017 en San Salvador no se pudo realizar por numerosos problemas internos en ambos bloques regionales.
Ante los recientes desafíos globales, como la recuperación pospandemia y la guerra en Ucrania, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, hizo un llamado para fortalecer esta relación Atlántica, fundada en lazos históricos y valores compartidos.
Hay que recordar que la UE es el principal inversor de América Latina, abarcando un total del 53% de la IED y representa el tercer socio comercial de la región, después de Estados Unidos y China. En estas circunstancias conviene examinar la dirección que están tomado las relaciones entre los dos bloques regionales para la próxima Cumbre.
La llegada de la covid-19 y la guerra en Ucrania han supuesto nuevos tipos de problemas para la UE, como la crisis de la cadena de suministros y la necesidad de diversificar las fuentes energéticas. En una situación de este tipo, las relaciones birregionales adquieren una importancia renovada.
De un lado, los recursos, en términos de materias primas, de América Latina resultan esenciales para la ambiciosa transición energética europea y además podrían asegurar nuevas fuentes de energía. De otro lado para América Latina, Europa representa un socio estratégico esencial, particularmente en la parte comercial, en una época donde la región busca diferenciar sus relaciones y ganar mayor autonomía.
Los principales temas discutidos se inscriben en los ejes tradicionales sobre los cuales se han desarrollado desde los años 90 las relaciones birregionales: la cooperación económica, con un llamado a modernizar la red de acuerdos comerciales, y la cooperación para el desarrollo, con un enfoque sobre la innovación como motor del desarrollo y la lucha al cambio climático.
Mientras Europa busca fortalecer la transición energética América Latina pretende diferenciar las relaciones exteriores. La convocatoria a la reunión reafirma los valores comunes que definen las relaciones entre las dos regiones, pero evita la mención a Rusia.
Este último asunto es interesante, porque es uno de los temas de conflicto que podría poner en riesgo el dialogo birregional en cuanto desde una perspectiva latinoamericana parece una cuestión de elección -cómo posicionarse en el conflicto de Ucrania frente a Rusia-, para Europa es una cuestión de necesidad, para defenderse de una amenaza militar y de un ataque a los valores europeos fundamentales.
MANUEL JOSÉ CÁRDENAS
Consultor internacional