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Educación financiera: la materia por asignar

Marcela Carrasco
POR:
Marcela Carrasco

Recientemente se conocieron los resultados de Colombia en las pruebas Pisa, que hace la Ocde. Desafortunadamente, entre los 18 países participantes, Colombia quedó de última en la lista. Este año, la evaluación buscaba analizar los conocimientos de los estudiantes sobre la gestión de cuentas y tarjetas bancarias, la planificación de sus finanzas, la comprensión de los riesgos, intereses o impuestos y temas relacionados con sus derechos y deberes como consumidores.

La educación financiera en Colombia siempre ha sido un ‘talón de Aquiles’ dado, que nunca le hemos dado la relevancia que amerita como conocimiento fundamental para todos los ciudadanos. Esto implica adquirir herramientas para entender los conceptos y productos relacionados con las finanzas, que permiten desarrollar las habilidades para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos e identificar oportunidades financieras.

Pero no se trata solo de los resultados de un examen internacional, la falta de educación financiera trae consigo graves consecuencias para las personas: sobreendeudamiento, ineficiencia en el manejo de las finanzas personales, ausencia de ahorro e inversiones erradas. Además, debido a la falta de información y el desconocimiento del sistema financiero, las personas toman decisiones que terminan siendo desventajosas y que tienen un costo más elevado.

Los jóvenes colombianos, a diferencia de nuestra generación, son conscientes de que este tipo de conocimiento es esencial para su futuro. De acuerdo con un reciente estudio de MasterCard, de aquellos que conforman la ‘Generación Y’ (entre los 18 y 30 años) solo el 15 por ciento considera que su educación financiera es buena o excelente, lo que representa un grave indicador. En realidad, son pocos los que están recibiendo este tipo de formación, pero son más los que la necesitan.

Si bien es indiscutible que esta es esencial para todos los segmentos de la población, los jóvenes son muy importantes, pues es preciso que desde temprana edad interioricen una visión financiera que parta de su experiencia y que estén preparados para evaluar, por sí mismos, las implicaciones de sus decisiones. La educación financiera debe ser considerada también como una apuesta al país, dado que promueve un crecimiento inclusivo y una economía más estable. En la medida en que los ciudadanos son más responsables, toman decisiones financieras informadas y son capaces de elegir los productos que responden a sus necesidades, se fomenta la eficiencia del sistema financiero. Un país que tiene conocimientos básicos de los productos y servicios financieros tiene un mercado mucho más efectivo, competitivo e innovador.

Uno de los primeros retos que se debe abordar es desmitificar la idea de que los conceptos financieros son aburridos y solo hacen parte del ámbito de los especialistas. Tradicionalmente, el sistema educativo no contempla incluir en sus pénsums conceptos económicos y financieros, un factor que la educación tradicional debe cambiar. Debemos visibilizar los valiosos beneficios de este conocimiento y promover una relación transparente y responsable entre los jóvenes y el sistema financiero. Desde el sector tenemos la experiencia y el conocimiento para construir una propuesta pedagógica para brindar las bases requeridas. Sin embargo, necesitamos aunar los esfuerzos de actores como el Gobierno, las entidades bancarias y la academia para que estas iniciativas tengan un impacto real en la sociedad y logremos incorporar este importante conocimiento en nuestro modelo de educación.

Marcela Carrasco

Presidente de MasterCard Colombia y Ecuador

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