El título de esta columna podría resumir, en muy pocas palabras, lo que ha representado la política que impuso el presidente Donald Trump desde que llegó a la Casa Blanca hace un año. El Departamento de Comercio puso en marcha una estrategia de diplomacia comercial en procura de eliminar barreras que impiden a las empresas de Estados Unidos expandirse y llegar a nuevos mercados o que dificulten su capacidad productiva y competitiva. Al mismo tiempo, y como parte del propósito de la Reforma Tributaria recientemente aprobada, Trump busca facilitar la reinversión de las empresas establecidas en Estados Unidos y/o el regreso de muchas compañías estadounidenses que instalaron sus plantas en el exterior.
El estilo Trump se ha destacado por su determinación y capacidad de sorprender en todos los ámbitos: además de las medidas internas y una reforma fiscal de profundo calado, transformó de un plumazo la política exterior, paró en seco los avances globales para el control del cambio climático y pidió revisar los acuerdos internacionales, incluyendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan o Nafta, por sus siglas en inglés).
El presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, advirtió que salirse del Tlcan “sería un grave error” que afectaría al empleo industrial. El sector automotor también pidió al mandatario evitar un retroceso en la integración con México y Canadá, aunque tras varias rondas de negociaciones la incertidumbre se mantiene.
Frente a ese panorama, y dada su posición de primera economía del planeta y de primer socio comercial de Colombia, estamos obligados a actualizar nuestras relaciones, ajustarnos al terreno de juego. Sea cual sea la balanza, no podemos mantenernos indiferentes, hay que ejercer diplomacia inteligente y gestión comercial proactiva.
Trump considera que en las últimas décadas su país ha cedido mucho y obtenido poco, y que, en ese sentido, tendrán mucha relevancia los asuntos de la competencia desleal.
Para la muestra, en su administración se abrieron 82 investigaciones por supuesto dumping y derechos compensatorios, 58 por ciento más que en el 2016. Al comenzar 2018, el Departamento de Comercio confirmó la imposición de derechos preliminares a Colombia en la investigación por dumping relacionado con ácido cítrico y citrato de sodio, mientras se toman decisiones finales en unos cinco meses. No estamos exentos.
También divulgó la lista de países que supuestamente no hacen lo suficiente para combatir la piratería y la falsificación de bienes, lo que atenta contra la innovación y la propiedad intelectual, asuntos de gran relevancia para ellos. Si bien en este listado no está Colombia, no podemos bajar la guardia.
Otra iniciativa de buen recibo en Estados Unidos fue la Orden Ejecutiva que establece que “por cada nueva regulación emitida, se eliminen al menos dos” para favorecer a la industria. En el ámbito de las regulaciones, Colombia debe hacer –y ahora con mayor razón– una tarea juiciosa, determinada y vanguardista.
El balón está de este lado. Por eso la importancia de conocer la opinión de los candidatos a la Presidencia respecto al manejo de las relaciones con Estados Unidos, así como sus propuestas sobre tercerización, doble tributación, compra eficiente, propiedad intelectual, transferencia de tecnología, entre otros tantos temas prioritarios en la relación.
Se requieren políticas que impulsen el emprendimiento, den incentivo a la innovación, que se comprometan mayores recursos por la productividad, que se ponga al día a Colombia en el internet de las cosas y que el turismo sea parte esencial de la agenda nacional y en las relaciones económicas.
Contrario a la lectura mediática que se le dio al travel warning, el informe es positivo, Colombia mejora su ubicación y la coloca en una posición favorable. Estados Unidos es el principal emisor de turistas al país, con un crecimiento de 5,9 por ciento en los primeros 11 meses del 2017 frente al 2016, con 795.215 viajeros de acuerdo con las estadísticas oficiales. Lo que más puede interesar de Colombia a un turista estadounidense es su extraordinaria biodiversidad y diversidad de productos turísticos (el avistamiento de aves es una pasión que crece de forma continua), y en ese sentido es básico que tengamos normas claras para el ecoturismo, además de una promoción asertiva, fácil entender y de comunicar.
Con el propósito de contribuir a superar las barreras que limitan el comercio entre los dos países, así como estimular el intercambio de productos y servicios, la inversión y el turismo, desde Amcham Colombia estamos trabajando a través de comités sectoriales y mesas especializadas, así como también en la capacitación y la gestión de conocimiento empresarial.
Nuestra propuesta es buscar oportunidades en la actual coyuntura, con nuevas iniciativas de trabajo para dinamizar la relación binacional. Estamos en el primer año del Gobierno del presidente Trump y quedan al menos tres por delante. Los resultados de todo ese revolcón están por verse, no se producirán de la noche a la mañana, pero sí tenemos que reaccionar con mucha rapidez, sabiduría y buen sentido práctico, pues imperará el pragmatismo sobre la norma y las buenas ideas sobre las resistencias. El mundo cambió, tenemos que ajustarnos y sacar el mayor provecho posible.