Día a día venimos encontrando que los principales analistas económicos del país, centros de investigación, editoriales de las publicaciones económicas y hasta el propio Ministro de Hacienda, hacen un llamado a repensar estrategias que recompongan al alicaído sector industrial.
Por ejemplo, Anif publicó en su último informe, un análisis sobre el fenómeno de la notoria desindustrialización colombiana, que aunque no es un suceso único de nuestras fronteras (Francia, EE.UU. Japón, México, Chile, Perú, entre otros lo enfrentan), sino que es más un suceso secular, que afecta el nivel de empleo y generación de valor agregado industrial/PIB, y que pasó de pesar en el país un 25% a mediados de los 70 a solo un 12% -13% en la actualidad.
Concluye dicho estudio, que la desindustrialización ha estado asociada a: I) problemas directos para suministrar servicios básicos; II) el efecto del auge minero-energético, acompañado de la plusvalía del trabajo y la apreciación real de la tasa de cambio, lo cual corrobora la presunción de enfermedad holandesa, de la cual también ha hecho énfasis Eduardo Sarmiento en sus recientes escritos.
Asimismo, en un estudio de la Cepal, ‘Cambio estructural para la igualdad’, propone la elaboración de políticas industriales regionales: “tendientes a crear nuevos sectores, ya sean manufactureros, primarios o de servicios”.
Por otra parte, Fedesarrollo publicó el Índice de Confianza Industrial, el cual mostró que la percepción de los industriales nacionales se viene deteriorando de manera incesante desde el segundo trimestre del 2011.
En los diarios Portafolio y La República, los editoriales del 11 de septiembre, hablan sobre las alertas que se deben tener en cuenta por el mal comportamiento de la industria y por la baja percepción que están notando los industriales de cara al desempeño fabril de los últimos meses.
Esto, enmarcado en un entorno internacional de desaceleración y del cual no se ven estrategias en la formulación de una política industrial que identifique problemas y busque soluciones en el corto, mediano y largo plazo, que logren posicionar una base productiva diversificada. Igualmente, analistas como Andrés Espinosa, Mauricio Alviar, José Antonio Ocampo, Daniel Gómez, Marc Hofstetter, entre otros, insisten en que el debate sobre una política industrial focalizada para Colombia se debe dar de inmediato con soluciones enfocadas al mejoramiento y fortalecimiento del aparato productivo.
Desde la Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana aplaudimos que el Gobierno Nacional esté generando herramientas, como la baja en los costos de energía y aranceles de importación de bienes de capital y materias primas no producidos en el país, para jalonar la competitividad industrial del país.
El problema radica en que vemos que son múltiples los frentes en los que se debe trabajar, día a día, para que el país empiece a fortalecer una política de reindustrialización de su andamiaje productivo.
El pasado dos de septiembre, se celebró el día de la industria en Argentina, país en el cual el peso en el PIB del sector fabril es del 18%.
Esperamos que Colombia pueda celebrar algún día sobre uno de los sectores productivos que más genera empleo sostenido y de calidad. Esto solo lo lograremos fortaleciendo las ramas productivas del país, con especial interés en las que tienen más potencial para atender la demanda interna y en las que pueden enfrentar con mayor ahincó la competencia mundial.
Marta Lucía Ramírez
Vocera de la Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana