El internet de las cosas (IOT, por sus siglas en inglés) ya es una realidad. Es una de las consecuencias más visibles de la era digital en la que nos desenvolvemos a diario, en la que las nuevas tecnologías han cambiado radicalmente los hábitos de las personas, la manera en que los individuos perciben y se comunican con los demás y su entorno, y, por su puesto, el mundo empresarial y la forma de hacer negocios. Es un fenómeno sin precedentes, y en el que la conectividad y la movilidad juegan un papel muy importante, si tenemos en cuenta que solo en Chile, según el último reporte de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, existen más 10,7 millones de usuarios de internet móvil.
Esta nueva tendencia tecnológica y de interacción con el mundo se convierte en una gran oportunidad para el desarrollo de nuevos productos y aplicaciones, si se tiene en cuenta que para el año 2020 existirán cerca de 50 mil millones de dispositivos en el planeta, todos ellos interconectados entre sí y desde los cuales se crearán y compartirán más de 40 billones de GB de información. Cifras que dan cuenta del potencial que brinda el internet de las cosas, como una solución que aportará a la industria ganancias estimadas en 1,9 billones de dólares en el mismo año.
Sin embargo, para aterrizar el alcance que este contexto tiene en nuestra realidad, es importante entender el internet de las cosas como una tendencia tecnológica de la que expertos y usuarios ya están hablando, pero de la que aún no se dimensionan las múltiples posibilidades que brinda. Podemos iniciar afirmando que se trata de la capacidad que tienen los usuarios de la red de crear y consumir datos a través de cualquier tipo de dispositivo inteligente. También está asociado a la masificación de la conectividad de una gran variedad de dispositivos tanto industriales como cotidianos del hogar, y los cuales producen una cantidad enorme de datos que pueden ser consumidos y analizados para convertirlos en información útil que podamos utilizar para fines propios. Se trata de una coyuntura tecnológica en la que el constante flujo de información nos permitirá conectar dispositivos de manera simultánea para la creación de soluciones y aplicativos que nos faciliten la vida.
Los beneficios del internet de las cosas pueden ser llevados al sector empresarial, ya que se convierte en una solución que puede optimizar y rentabilizar procesos en diferentes áreas de la organización. La automatización, por ejemplo, se convierte en un activo fundamental, pues permite anticipar y ayudar a resolver cualquier tipo de eventualidad y a mantener estrategias y proyectos dentro del presupuesto y los tiempos establecidos.
Se trata de una tendencia que, además, permite simplificar tareas que podrían ser engorrosas, convirtiéndolas en actividades ágiles, organizadas y eficaces, las cuales no necesitan una mayor inversión de capital humano, costos o tiempos. El internet de las cosas, por sus características, se convierte en una solución transparente, basada en estándares abiertos existentes, que le permitirán ganar eficacia operativa sin precedentes y, en consecuencia, aumentar sus ingresos.
Paulo Alesso
Architecture & Solutions Senior Manager para Oracle