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Economía

22 sept 2019 - 8:04 p. m.

Cada mes, la red de oleoductos del país recibe seis atentados

En 2019, la infraestructura para transporte de crudo ha sido blanco con 55 atentados.

Atentado en Caño Limón-Coveñas Boyacá

El río Tibú ha sido uno de los más afectados por los ataques o robo de crudo o combustibles a la red de transporte.

Ecopetrol

POR:
Portafolio
22 sept 2019 - 8:04 p. m.

El reciente atentado contra el Oleoducto Transandino en el departamento de Putumayo, es una muestra más de que no hay tregua por parte de los grupos armados ilegales contra la infraestructura petrolera del país.

La red de oleoductos sigue siendo blanco de atentados cuyas consecuencias son graves para el país. Con cada voladura, el derrame de petróleo no solo ocasiona cuantiosas pérdidas materiales para las arcas de la nación, sino de paso daños irreversibles a los ecosistemas.

(Se registra un nuevo atentado contra la infraestructura petrolera). 

A la fecha, la infraestructura petrolera operada por Ecopetrol ha sido objeto de 55 atentados, cifra que llama la atención si se tiene en cuenta que a la red de oleoductos le han pegado en promedio seis veces por mes.

Registros de la petrolera colombiana, indican además que, del total de atentados, en su mayoría de autoría del Eln, 34 han sido contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, 18 contra el Oleoducto Trasandino (OTA), dos contra el Oleoducto Mansoyá-Orito (OMO) y uno contra el Oleoducto San Miguel-Orito (OSO).

“En el 2018 el costo de las reparaciones derivados de los atentados y las válvulas ilícitas en los sistemas de transporte fue cercano a los $157.000 millones de pesos, recursos que se hubieran podido invertir en programas sociales en las regiones de influencia”, señaló un vocero de Ecopetrol consultado sobre el tema.

CAÑO LIMÓN-COVEÑAS, EL MÁS GOLPEADO

Sin duda, uno de los oleoductos que ha recibido el mayor número de golpes a su línea de transporte ha sido el Oleoducto Caño Limón-Coveñas (OCC).

En el último año, los atentados al OCC han afectado más de 65.000 metros cuadrados de suelo y cerca de 40.500 metros lineales de cuerpos de agua.

(Arrecia ola de atentados contra Ecopetrol). 

Los mayores impactos se han registrado en los ríos Arauca, Tibú, Catatumbo y Tarra, y las quebradas El Loro, El Carmen, La Medrosa, La Pérdida y Caño Victoria.

“Es importante mencionar que en algunos casos las consecuencias de las acciones terroristas han trascendido hasta tal punto que las comunidades que obtienen el agua de dichas afluentes, se han quedado temporalmente sin el servicio de agua potable como es el caso del municipio de Tibú donde recientemente se tuvo que cerrar la bocatoma del acueducto como consecuencia válvula ilícita”, resaltó la fuente de la petrolera.

Por su parte, en el sur del país, los atentados contra el Oleoducto Trasandino (OTA) han ocasionado emergencias en los ríos Mira, Caunapí y Rosario, y en el Catatumbo, las acciones terroristas han puesto en riesgo ecosistemas únicos, donde habitan peces, réptiles y anfibios, entre otras especies.

CRECE NÚMERO DE VÁLVULAS ILÍCITAS 

Pero no solo la voladura de oleoductos y poliductos en los departamentos de Arauca, Norte de Santander y Nariño le está causando más de un dolor de cabeza a la petrolera colombiana Ecopetrol, sino que además las válvulas ilícitas en las infraestructuras tienen prendidas las alarmas.

En lo corrido del año se han detectado más de 500 estos artefactos sobre los oleoductos Caño Limón - Coveñas (29) y Transandino (469). Esto representa 2,3 válvulas por día solo en los ductos que transportan crudo, una proporción muy similar a la del 2018 cuando se registraron 1.007 conexiones ilícitas.

Al respecto, una de las fuentes consultadas de Ecopetrol subrayó que en el caso de los poliductos las cifras pueden ser más bajas pero el riesgo para las comunidades y el ambiente es incluso mayor por la volatilidad de los líquidos inflamables que se mueven por estas líneas.

“Las acciones deliberadas y la manipulación irregular de las válvulas ponen en riesgo a las comunidades y al entorno”, subrayó el vocero de Ecopetrol.

De las 29 válvulas en detectadas en el oleoducto Caño Limón, la mayor cantidad se encuentra en Tibú, donde justamente por el riesgo latente, las implicaciones de seguridad a las personas y el ambiente, Ecopetrol tuvo que suspender operaciones en campo Tibú y Sardinata, con la posible afectación del suministro de gas para poblaciones vecinas.

En el caso del Oleoducto Transandino, la mayoría de las conexiones ilícitas están en los alrededores de los municipios de Tumaco y Barbacoas.

LAS CIFRAS POR ATENTADOS Y ROBOS 

En total son 9.000 km de oleoductos y poliductos, que atraviesan 270 municipios y transportan cerca de un millón de barriles de crudos y 300.000 barriles de refinados cada día. Las consecuencias al medio ambiente por voladuras o robo ha generado contaminación de más de 20.000 metros cuadrados de suelo y más de 4.000 m2 de espejos de agua afectados por el derrame de más de 900 barriles de crudo. Los grupos al margen de la ley solo utilizan el 38% del producto hurtado, es decir, que el 62% restante es desechado en suelos, ríos y zonas verdes, entre otros.

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