Al considerar los factores que estuvieron detrás del crecimiento económico de 2016 y que se espera pudiesen ser protagónicos para el cometido de este año –citando sólo sectores de economía real, dejando de lado los circuitos especulativos de los mercados de portafolio- se hace evidente que quienes jalonaron el crecimiento fueron: la construcción (4.1%) y la industria de manufacturas (3.1%).
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Un primer rasgo de estos factores de crecimiento es alentador, toda cuenta que la construcción, junto con la infraestructura rural, la urbana y el turismo, son sectores que tienen un significativo impacto en el empleo productivo. Es decir son sectores que tienden a ampliar las oportunidades de las personas. Este es un eslabón crucial para esperar que el crecimiento económico pueda transformarse en sostenidos esfuerzos de desarrollo humano y social.
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El problema que se plantea es que, por lo general, el desempeño de la construcción tiende a no ser sostenible, por más vigencia que números positivos de esta actividad se muestren en su contribución como parte del producto interno bruto (PIB). Una ilustración de esto último lo tenemos en China. Mucho del crecimiento del gigante asiático se debió a las exportaciones y a la construcción. Pero en la actualidad los cambios se dirigen a lograr un crecimiento económico más basado en el consumo interno, es decir en la demanda agregada y efectiva de los mercados domésticos.
Un segundo rasgo que debe colocar el crecimiento de la industria en perspectiva es que muy probablemente asistimos a la manifestación de un fenómeno de “rebote estadístico”. Esto se manifiesta con crecimientos relativamente altos producto de que los niveles de comparación –los niveles de los cuales se viene- son bajos. De esa cuenta por ejemplo, dos unidades de venta representarán un aumento de 40% si el comparativo anterior es 5; y representarán tan sólo un 1% de incremento si el comparativo base es de 200 unidades.
En todo caso, y de manera recurrente se tiene la evidencia de que la política económica del gobierno ha sido procíclica. Se ha gastado más cuando la economía tenía épocas de bonanza (2003-2014) y se contrae el gasto, en lugar de ser expansivo, cuando las condiciones son como las actuales, críticas en los ingresos.
Un indicador de este último rasgo es el decaimiento notable que han tenido los ingresos del gobierno central, como consecuencia de la caída de más del 65% en los precios del petróleo. Esa fue una de las razones por las cuales se procedió a realizar la última reforma fiscal. La misma implicó un aumento del IVA de 16 a 19%. Con ello se reduce más la demanda efectiva del mercado interno, con lo que se le resta fuerza a la expansión de empresas en el medio nacional.
Giovanni E. Reyes.
Ph.D.University of Pittsburgh/Harvard.
Director de la Maestría en Dirección de la Universidad del Rosario.
Especial para Portafolio
Economía
24 jun 2017 - 11:43 a. m.
Economía colombiana: el desempeño de los sectores productivos en 2016
Se hace evidente que quienes jalonaron el crecimiento fueron: la construcción (4.1%) y la industria de manufacturas (3.1%).
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