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Economía

16 dic 2019 - 9:28 a. m.

Consejos de Michael Shifter para reducir la desigualdad

El presidente del Diálogo Interamericano habla del panorama de América Latina y de la importancia de cambiar las prioridades de inversión.

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano y profesor de Estudios Latinoamericanos en la U. Georgetown.

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano y profesor de Estudios Latinoamericanos en la U. Georgetown.

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16 dic 2019 - 9:28 a. m.

En un contexto internacional cada vez más afectado por el pulso que libran Estados Unidos y China, América Latina debe replantear la forma en que se están abordando las estrategias para reducir la desigualdad, flagelo de la mayoría de las economías.

El presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, recalcó que uno de los factores claves en este aspecto es revisar el papel y la calidad de la educación.

('Hay riesgo que la crisis humanitaria empeore en Venezuela'). 

Y señala que el pulso entre Donald Trump y Pekín aumentará las presiones políticas y económicas sobre los países.

¿Cómo puede Colombia absorber mejor en su economía el fenómeno migratorio de Venezuela?

En primer lugar hay que subrayar la manera como ha respondido Colombia. Ha sido, a mi juicio, notable y admirable, y un modelo para la región.

Creo que falta una respuesta más coordinada con otros países. Es cierto que cada país tiene derecho a definir su política frente a este fenómeno.

Sin embargo, creo que puede ser mucho más eficaz y eficiente si hubiera cierta consistencia política entre varios países y también si se comparte la carga tan grande que implica esa crisis.

(‘La región no está en crisis, pero sí parece estancada y sin ideas’). 


La comunidad internacional ha sido un poco lenta en reconocer la escala y las dimensiones históricas de esta crisis y la importancia de acompañar a Colombia en este proceso.

¿Se necesita una ayuda internacional para enfrentar el impacto en el desempleo que deja la migración?


Este fenómeno se ha visto en muchos países, incluyendo Estados Unidos, donde hay un sentimiento de un sector minoritario que apoya al Gobierno, que también expresa esa rabia porque venía gente de Centroamérica a quitar empleos.

Es un desafío para cualquier Gobierno y tiene que haber un equilibrio para no generar demasiados problemas. Con suficientes recursos se pueden hacer programas de entrenamiento para ciertos trabajos, porque hay sectores que están creciendo. Tiene que haber un reajuste en eso.

¿Debería haber más comprensión de la banca multilateral permitiendo un poco más de déficit fiscal por esta situación?

Este tipo de plan de ajuste se puede hacer con los bancos multilaterales. A medida que crece la migración, se va a requerir un apoyo significativo de Estados Unidos y a nivel internacional. Estamos avanzando en eso, pero poco.

Cambiando de frente, ¿cree que en A. Latina crece el dilema de elegir entre Estados Unidos y China como socios?

La mayoría de los gobiernos buscan, con razón, tener buenas relaciones con los dos y no quieren escoger. El problema que veo con China, y también algo con Estados Unidos, es que no hay una coordinación en la región.

Por ejemplo, para las inversiones con China los gobiernos deberían compartir cómo tratarse con este país para sacar el mejor provecho, y que no haya explotación por China.

Hay que ser más sofisticado en el análisis de China. En algunos sectores de ese país hay más sentido de responsabilidad social, que no hay en otras compañías.

(Estados Unidos, el primer pulso entre los dos presidentes venezolanos). 

¿Qué fórmulas ve para desatar el nudo de la desigualdad?

La realidad es que la región tiene que ser más productiva y más competitiva.
Si uno mira las cifras y compara los niveles de educación y la calidad de la misma, están muy atrás frente a las de otras partes del mundo, y por ello es difícil competir.

Creo que para cerrar esta brecha hay que tener políticas fiscales, educativas y sociales un poco más ajustadas a ese fin. Hay mucha gente que no paga impuestos y hay que hacer un esfuerzo para que cumplan esta responsabilidad. Dicho problema no solo es de Colombia, sino de muchos países.

También hay que cambiar las prioridades de gasto e inversión social, porque no hay manera de cerrar la brecha teniendo más gente en las escuelas, sino mejorando la calidad de la educación para que en realidad los alumnos aprendan, pues no basta que tengan una computadora. No será de un día para otro, pero es fundamental si se quiere empezar a cerrar la brecha.

Y también prepararlos para ese mercado laboral que cambia muy rápido...

Sí, y tal vez repensar el papel de las universidades y tener escuelas más técnicas. Han cambiado muchas cosas en Estados Unidos y en otros países, donde el sistema educativo está diseñado para el siglo 20.

Lo que cuenta acá es la calidad y el compromiso de los maestros, y para eso hay que pagarles más y entrenarlos en las necesidades del siglo 21 y en para dónde va la economía.

No se trata de programas asistenciales que no solucionan el problema de desigualdad. Hay que dar las herramientas a las personas para que puedan ser productivas y aportarle a la economía.

Eso requiere una atención sostenida del más alto nivel y por mucho tiempo, porque los resultados no van a aparecer mañana.


Ómar G. Ahumada Rojas
Subeditor de Economía y Negocios

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