Los trabajadores colombianos en el exterior se han convertido en una fuente importante de divisas para el país.
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Esto se refleja en que la entrada de remesas marcó un máximo histórico en el primer semestre. Datos preliminares del Banco de la República señalan que, entre enero y junio, estos recursos alcanzaron los 2.567 millones de dólares.
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Dicho monto representa un incremento anual de 9,5 por ciento. Incluso, en el segundo trimestre el crecimiento fue más pronunciado, al rozar el 15 por ciento.
Para dar una idea, el monto de remesas que entró en el primer semestre es mucho mayor a lo que ingresó al país en divisas correspondientes a inversión extranjera directa para sectores diferentes a petróleo y minería (1.433 millones de dólares).
Esto es particularmente importante para las familias y en general para las regiones que reciben este tipo de ingreso, en medio de un escenario en el que la economía colombiana ha crecido por debajo del 2 por ciento.
Precisamente, al hacer la conversión a pesos, las remesas que entraron en el primer semestre equivalen a 7,5 billones de pesos.
Esto es, 2,3 por ciento más que en la primera mitad del 2016, justo cuando el precio del dólar estaba en niveles históricamente altos.
Como se recuerda, hace un año la tasa de cambio promedio estaba por encima de los 3.100 pesos, mientras que en los seis primeros meses del 2017 se ubicó más cerca de los 2.900 pesos. Fue en julio que comenzó a subir y que ha estado nuevamente por encima de los 3.000 pesos.
Como es tradicional, Estados Unidos y España se mantienen como el principal origen de los recursos, con dos de cada tres dólares que recibe Colombia de remesas.
Otras fuentes importantes son Chile (país al que ha aumentado la migración de colombianos), Panamá, Ecuador y el Reino Unido.
Visto localmente, las regiones que más reciben estos giros siguen siendo el Valle del Cauca, Antioquia, Cundinamarca y, en menor medida, Risaralda.
Más del 70% de las remesas se canalizan por medio de giros electrónicos para ser pagados por ventanilla, y el resto se abonan en cuentas bancarias, según datos del reporte de Inclusión Financiera.
