El consumo de los productos que entran en las denominaciones bio, eco, orgánico, de comercio justo, responsable o sostenible, puede quedarse en una simple moda para un nicho reducido de consumidores, si no se generan estrategias para desarrollar y ampliar los mercados en los países latinoamericanos.
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En contraste, en el caso de Alemania, las cifras de consumo de este tipo de productos van en aumento. Por ejemplo, para la línea de productos alimenticios, las ventas de los productos sostenibles alcanzaron la cifra de casi nueve mil millones de euros en el año 2015, 11 % más que en el año 2014, según el más reciente estudio de bio-productos de la Federación de la Industria de Alimentos Orgánicos. La razón: la implementación de estrategias empresariales colaborativas enfocadas a comunicarle al consumidor las ventajas de los productos sostenibles y a aumentar sus preferencias de consumo hacia dichos productos.
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No obstante, desde una perspectiva más global, si bien el consumo de este tipo de productos ha aumentado en los últimos años a nivel mundial, no alcanza a ser ni el 4 % del consumo masivo en el mundo en todas sus categorías (hogar, alimentos, vestidos, transporte, ocio, salud, belleza e higiene). Es por ello que en la medida en la que las preferencias de consumo por los productos sostenibles aumenten, las oportunidades de negocio, para aquellas empresas que los generen, van a ser más reales.
No obstante, en países como Colombia todavía hay un camino largo por recorrer para que el consumo de este tipo de productos deje de ser de nicho y pase a ser de consumo masivo. Para que esto suceda, primero deben pasar algunas cosas:
Los dos primeros argumentos no dependen de las empresas; a lo sumo pueden influenciar el diseño de políticas públicas al estar agremiadas. Pero en el segundo caso, las empresas sostenibles pueden desarrollar dos estrategias. Por una parte, actuar como un clúster y diseñar estrategias de comunicación y de educación que le permita a los consumidores entender, no solo las ventajas de adoptar estilos de vida sostenibles por medio del consumo sino, también, comprender los ahorros asociados con el consumo de estos productos a lo largo de su ciclo de vida (ejemplo: paneles solares, luminarias
eco eficientes).
La segunda estrategia depende de la voluntad de colaboración entre las empresas, las entidades académicas y los expertos en comunicación y mercadeo. Esta alianza permitirá impulsar las preferencias de consumo a través de mensajes emocionales y argumentados desde el punto de vista económico. En resumen, generar y vender productos sostenibles es una oportunidad que se evidenciará cuando su valor esté posicionado en las mentes de los consumidores. Para mayor información ir a
www.academiasostenibilidad.com.
Julio Andrés Rozo Grisales,
director de AISO (Academia de Innovación para la Sostenibilidad)