Este miércoles 01 de noviembre entra en vigencia los denominados impuestos saludables, una serie de tributos establecidos en la reforma tributaria del 2022 que se aplicarán a algunos alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
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Según ha explicado el Ministerio de Hacienda, los alimentos que se gravarán serán aquellos comestibles ultraprocesados que contengan exceso de azúcares, sal/sodio o grasas y que pertenezcan a las partidas y subpartidas arancelarias establecidas en la ley. Para el caso del 2023, ese impuesto es del 10 %.
En ese sentido, esta medida solo tendrá efecto sobre 21 artículos de los 443 que componen la canasta básica del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que usa el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) para medir la inflación.
Es decir, están excluidos del tributo frutas, verduras, tubérculos, leche, carne, huevos, pescado, granos y pan.
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Otros productos que también están exentos son las obleas, el salchichón, la mortadela, el arequipe y el bocadillo. A pesar de que estos bienes pueden llegar a clasificar dentro del grupo de ultraprocesados, ¿por qué no se incluyeron en la normativa?
Durante las discusiones del proyecto de reforma tributaria, el cual derivo en la Ley 2277 de 2022, se decidió excluir algunos alimentos de la lista, incluyendo los previamente mencionados.
De acuerdo con Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, esta decisión podría haber estado relacionada con el carácter artesanal que supone la elaboración de algunos de estos productos y por el peso relativo que tienen en la canasta de consumo de las personas más vulnerables.
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Ultraprocesados.
iStock
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En ese orden de ideas, el experto señaló que debido a que esta medida se planteó como un impuesto enfocado en que los consumidores sean más consientes de su alimentación, el incluir en las excepciones algunos ultraprocesados podría ser algo contraproducente.
"Creo que eso puede ser problemático en el sentido de que si uno pone un impuesto para ciertos alimentos ultraprocesados, pero no para otros, puede que la gente en vez de sustituir estos alimentos ultraprocesados gravados por unos bienes de consumo más saludables, terminen reemplazándolos por aquellos que si están exentos y eso es un problema de diseño que tiene el impuesto", explicó.
Pardo también hizo énfasis en la importancia de conocer cuáles son aquellos productos a los que aplica la medida y recordó que una forma de identificarlos es a través del sistema de etiquetado. Es decir, el sello frontal de advertencia establecido por el Ministerio de Salud para indicar que productos contienen excesos de azúcares, grasas y sodio.
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