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Iván Duque Márquez
columnista

El disparo en el pie

Colombia requiere más inversión en tecnología, que mejore la productividad, así como fomentar el desarrollo de empresas con valor agregado.

Iván Duque Márquez
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Iván Duque Márquez

Una de las características de un buen debate sobre la política tributaria consiste en saber medir si la introducción de un impuesto genera o no más beneficios para la sociedad. Es decir, muchas veces se piensa que con introducir un gravamen que incrementa los ingresos de la nación se le hace a esta un bien colectivo, no obstante, también ocurre que los efectos tributarios sobre un sector, una industria o un mercado pueden generar circunstancias disruptivas, cuyas afectaciones económicas sean superiores a la simple ilusión transitoria de mayores ingresos.

En materia de ciencia, tecnología e información, nuestro país no marcha bien, así lo evidencia el último informe del Consejo Privado de Competitividad. No solo en los últimos 10 años nuestros avances han sido tímidos, sino que estamos rezagados en alcanzar la inversión promedio de América Latina en el sector. El punto más triste es que la principal fuente de recursos para las actividades de ciencia, tecnología e información sigue siendo el sector público, con el 50,2 por ciento. Adicionalmente, las inversiones en investigación y desarrollo apenas llegan al 0,2 por ciento del PIB, lo que de alguna manera estaría ligado con la reducción del 71 por ciento en el número de compañías innovadoras desde el 2011.

¿Qué tan innovadoras son nuestras empresas? En sectores como la industria, el porcentaje, según el Consejo Privado de Competitividad, escasamente llega al 0,1 por ciento, mientras que en el de servicios es un escalofriante 0,03 por ciento. Claramente, en estos dos sectores, llamados a ser motores de transformación económica, nos encontramos anclados en el pasado.

La pregunta, entonces, es si la reforma tributaria presentada por el gobierno contribuirá a que tengamos una mayor innovación empresarial o, por el contrario, sigamos como el cangrejo, para atrás .

Al analizar la reforma tributaria, encontramos que el software tendrá un aumento del IVA del 16 al 19 por ciento, cuyo efecto en primera medida, en un país con 51 por ciento de software ilegal, será mayor aumento en la piratería; y un incremento de esta abrirá más riesgos de seguridad informática, toda vez que, según el Business Software Alliance, el 30 por ciento de software pirata activa brechas de seguridad o virus estructurales que atentan contra los sistemas.

La reforma tributaria aumenta el IVA para los computadores de más de un millón de pesos, los cuales, sumando la devaluación y el aumento propuesto, se encarecerían cerca de 40 por ciento entre el 2015 y el 2017, afectando la demanda de tecnología. También establece un IVA del 19 por ciento para teléfonos inteligentes superiores a los 650 mil pesos y grava con impuesto al consumo los planes de datos. A esto habría que indicar que hoy en el país tenemos cerca de 81 mil empleos en desarrollo de aplicaciones, frente a la inexistencia de los mismos pocos años atrás.

Colombia necesita más inversión en tecnología, que mejore la productividad, y fomentar el desarrollo de empresas innovadoras con valor agregado. Lastimosamente, la reforma tributaria pareciera seguir conspirando contra estos propósitos.

Iván Duque Márquez
Senador
ivanduquemarquez@yahoo.com

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