Por primera vez se midió el índice Multidimensional de Pobreza Energética (Impe) de Colombia, cuyo estudio fue llevado a cabo por Promigas, su fundación y la firma Inclusión SAS. Este análisis encontró que 18,5 % de los colombianos se encuentran en situación de pobreza energética, que se traduce en 9,6 millones de ciudadanos.
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“Hace sesenta años, la mayoría de los colombianos no tenían acceso ni a electricidad ni a una fuente de energía adecuada para cocinar. En la actualidad, la mayoría de los hogares cuentan con estos servicios. Sin embargo, persisten desafíos importantes: asegurar, además del acceso, una buena calidad, aspecto en el que existen grandes desigualdades; conseguir que el 9,7 % de la población colombiana que aún cocina con leña disponga de un energético adecuado para cocinar”, apuntó Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas.
Si bien este es el resultado global, al desglosar los datos por departamento se encuentra que hay 10 departamentos en los cuales este dato supera el 50 %, siendo Vichada, Vaupés y Guainía los que presentan el dato más alto, con 88,7 %, 88 % y 73 % respectivamente.
El hallazgo del documento señala una correlación entre el nivel de urbanización de las regiones y su nivel de pobreza energética. “Mientras que Quindío, San Andrés y Bogotá registran una pobreza energética de alrededor del 2 %; Vichada, Vaupés, Guainía y La Guajira muestran incidencias por encima del 70 %”, afirma el análisis.
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Para llegar a estos resultados, se tuvieron en cuenta cuatro aspectos: el acceso y calidad de la energía; vivienda funcional y liberadora de tiempo; aprender y comunicarse; y territorio equipado para el bienestar.
El estudio resalta que si bien 97 % de los hogares tienen energía eléctrica, 61,8 % de los colombianos viven en municipios con mala calidad de este servicio y 47,4 % cocina con leña, carbón y desechos.
La brecha también se evidencia entre las zonas urbanas y las rurales remotas. El dato no es menor, puesto que se encontró que en áreas rurales la incidencia es 11 veces superior que en los grandes centros poblados. Esto, teniendo en cuenta que en los grandes centros urbanos, la pobreza energética es de 4,3 %, mientras que en los municipios remotos este es de 47,9 %.
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Por este motivo, el documento señala que una posible estrategia para sacar a los 9,6 millones de colombianos en condición de pobreza energética sea diferencial por departamentos.
Esto quiere decir que aquellos con mayor incidencia sean los primeros en ser atendidos. Los resultados demuestran que la mitad de las personas en esta condición están en Córdoba, Nariño, Magdalena, Bolívar, La Guajira y Cauca.
La recomendación del estudio es que las estrategias se lleven a cabo en tres etapas, priorizando a Córdoba, Sucre, Bolívar, La Guajira, Magdalena, Tolima, Casanare y Caquetá que “demandan una estrategia enfocada en el acceso a energía adecuada y de calidad, en una modalidad que podría llamarse de primera generación”.
Los demás podrían ser de segunda y tercera generación según la importancia que le asigne el Gobierno a cada dimensión.
Otro de los hallazgos importantes con respecto a las brechas que hay son los grupos poblacionales como las comunidades étnicas.
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El estudio arrojó que la pobreza energética es más alta para los hogares que se autorreconocen como parte de un grupo étnico (65,8 %) y para los hogares con niños, niñas y adolescentes (19,9 %) .
“Esta medición es un insumo valioso para que, desde la academia, el sector privado y público, ONGs, gremios y asociaciones; se puedan focalizar los esfuerzos e implementar acciones que permitan cerrar las brechas”, destaca el documento presentado por Promigas, su Fundación e Inclusión.
Uno de los hallazgos que destaca el documento es que los hogares en pobreza energética que acceden a gas natural están más cerca de salir de ella que los que no acceden. Esto se explica porque es el combustible “más adecuado” para remplazar el uso de otros energéticos como leña, carbón o desechos para cocinar.
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El documento muestra que 70 % de los hogares cuentan con este servicio y 9,7 % de la población cocina utilizando leña, carbón y desechos. Por eso, este sería uno de los llamados a masificarse para disminuir las cifras de pobreza energética.
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