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Beethoven Herrera Valencia

Kemmerer, institucionalidad centenaria

Colombia tiene una sólida institucionalidad económica, un sistema democrático con una clara separación de poderes, y goza de confianza internacional.

Beethoven Herrera Valencia
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Beethoven Herrera Valencia

Cuando se analiza la sustitución que Ecuador y El Salvador hicieron de sus monedas por el dólar, y los abruptos cambios de sus monedas en Brasil, Perú, Bolivia y Argentina, resulta evidente el contraste con la estabilidad monetaria de Colombia. Ello además de la total desaparición de la moneda de Venezuela, donde después de quitarle varios ceros, el Bolívar en la práctica no existe.

Es importante destacar este comportamiento estable de la moneda colombiana con ocasión del centenario de la Mision Kemmerer por cuyas recomendaciones se crearon en julio de 1923 el Banco de la República, la Superintendencia Bancaria y la Contraloria General de la República. Incluso otros países, que también tuvieron la visita del profesor Kemmerer y recibieron recomendaciones similares, han padecido severas crisis monetarias, financieras y fiscales.

Colombia nunca experimentó un desborde inflacionario ni maxidevaluación y cumplió puntualmente con sus obligaciones externas, incluso en tiempos de inestabilidad regional, como en la década de 1980, cuando muchos países de la región renegociaron sus deudas o cayeron en moratoria. En esa ‘década perdida’ para la mayoría de países, Colombia mantuvo un ritmo de crecimiento aceptable y ello podría explicarse por la continuidad en su política económica posibilitada por la estabilidad de sus instituciones democráticas.

En el campo político, el país ha mantenido su sistema democrático durante un siglo (con una breve interrupción entre 1953-1957), mientras la casi totalidad de países de la región soportaban brutales regímenes militares.

El Frente Nacional redujo la violencia entre los partidos tradicionales, pero excluyó a otras fuerzas políticas, algunas de las cuales recurrieron a la insurgencia armada. En el manejo de la política económica, presidentes liberales tuvieron a conservadores como ministros de hacienda y viceversa, de modo que nunca hubo, hasta ahora, rupturas bruscas en la política económica.

Lamentablemente, las estrategias aplicadas no lograron reducir la desigualdad, ni contener el auge de la informalidad, ni modernizar el aparato productivo para lograr una inserción competitiva y sostenible en la economía mundial.

Hay autores que atribuyen la continuidad de las políticas económicas a la existencia de una tecnocracia económica que ha dirigido el Ministerio de Hacienda, el Banco de la República, el Departamento Nacional de Planeación y el Dane, sin criterios partidistas.

Y el ministro Roberto Junguito atribuía esa continuidad de las políticas económicas a las misiones internacionales, en tanto que el profesor Currie sostenía que nuestros gobiernos acostumbran a invitar a expertos internacionales para que validen las políticas que hay que adoptar, buscando obviar así la oposición interna a determinadas políticas, mostrándolas como exigencia del entorno mundial.

Colombia cuenta pues con una sólida institucionalidad económica, un sistema democrático con una clara separación de poderes, y goza de la confianza de la comunidad internacional. Tiene además una experiencia acumulada en la gestión económica responsable y estos factores son activos importantes que pueden contribuir para alcanzar un desarrollo equitativo y sostenible en el país.

BEETHOVEN HERRERA VALENCIA
​Profesor Emérito de la Universidad Nacional y de las universidades Javeriana y Magdalena.

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