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Comercio exterior

El Gobierno hizo una propuesta, pero no se hace tabula rasa sino que se construye sobre lo construido, es decir, sobre los dieciséis TLC vigentes.

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En el plan de gobierno 2022-2026 del gobierno Petro-Francia, el comercio exterior no existe. No obstante, Petro como candidato lanzó rayos y centellas contra los TLC, y predicó la soberanía alimentaria.

Los lineamientos de la política comercial aparecieron en informe de empalme. El Gobierno acaba de lanzar ‘la nueva política de comercio exterior’. No se hace tabula rasa sino que se construye sobre lo construido, es decir, sobre los dieciséis TLC vigentes.

Se revisarán los TLC con EE. UU., UE y México si “se evidencian desequilibrios comerciales o normativos”.

La balanza comercial con ellos es negativa, pero para renegociar un TLC con cualquiera hay que tener músculo. Ahora bien, China con quien no tenemos TLC explica el 44% de nuestra balanza comercial negativa.

El objetivo de la política es “evolucionar de una economía extractivista hacia un modelo productivo descarbonizado”, el plan es mudo en cuanto a la forma de reemplazar exportaciones de combustibles minerales que explican cerca del 50% de nuestras exportaciones.

El proyecto de transición energética no ha resuelto el problema de cómo hacer la transición a una oferta exportable sin carbón ni petróleo.

Como arma de defensa comercial se aplicarán “aranceles inteligentes” para corregir tres tipos de distorsiones: i) cuando otro país nos exporte productos que reciban subsidios, ii) o cuando nos exporte productos que contaminen, o iii) como retaliación a una medida restrictiva a nuestras exportaciones. Todo eso lo contempla la legislación internacional.

No se contempla incrementar aranceles para contrarrestar alzas en las tasas de interés y defender el empleo, como lo anunció el presidente por televisión, a menos que él de la orden.

La nueva política comercial es muda respecto a los acuerdos de protección de inversiones. Estos son incentivo a la inversión extranjera, pues el inversionista puede acudir a una instancia internacional -el Ciadi- cuando se hayan agotado las instancias nacionales.

Brasil denunció todos sus acuerdos bilaterales pues consideró que eran un incentivo innecesario y discriminatorio con los nacionales que no cuentan con esa instancia. A la UE no le gusta ese centro de arbitraje, pues considera que allí opera un carrusel de árbitros.

El riesgo jurídico del Ciadi es altísimo e innecesario; si el negocio es rentable la inversión llega.

Es muda con respecto a la soberanía alimentaria. Con este concepto se fustiga el hecho de que somos grandes importadores de maíz amarillo a pesar de contar con tierra para su cultivo.

Y se olvida mencionar que la productividad de los gringos es el doble de la nuestra. Gran parte de la agricultura nuestra tiene un atraso tecnológico y en muchas casos no cumple con estándares fitosanitarios internacionales.

En la nueva política no hay mayores novedades respecto a inversión extranjera, mercados de exportación, multilateralismo, Latinoamérica, cadenas de valor. Lo novedoso es el objetivo de internacionalizar los PDET.

En comercio exterior es difícil innovar, todo está amarrado con tratados, y mejor así.

DIEGO PRIETO URIBE 
​Experto en comercio exterior.

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