La mayoría de las empresas eligen sus abogados a través de procesos de selección por
convocatoria abierta al público; una vez reciben las hojas de vida, se lleva a cabo un estricto proceso de escogencia que tiene en cuenta la experiencia, estudios y habilidades blandas, entre otros.
Luego se conoce personalmente al o la postulante y cada socio o director de área participa en ese proceso donde se evalúan, no solo los conocimientos, sino que los aplicantes sean excelentes personas y crean en el proyecto de crecimiento de la firma para la que están aplicando.
Estos bufetes se dividen por áreas de práctica y por niveles de experiencia y reciben abogados desde su proceso de formación universitaria, quienes entran al primer nivel como paralegales, que son los estudiantes de Derecho de últimos semestres; luego, comienzan su plan de carrera como asociados junior, asociados intermedios, asociados senior y asociados directores. Una vez completado, pueden optar por ser socios, siempre y cuando cumplan ciertos requisitos dentro del plan de crecimiento y habilidades desarrolladas.
“Generalmente, los junior van desde que obtienen su título de abogados hasta su cuarto año. Luego, pasan a ser asociados intermedios y cumplidos ciertos requisitos y un mínimo de ocho años de experiencia, pueden optar a ser seniors o hasta directores de área. Es muy importante en estos niveles su capacidad de negociación, actitud de servicio, relaciones interpersonales y trabajo en equipo. Además, destacamos como habilidad primordial trabajar por y para el cliente, lo cual deben ir desarrollando desde el primer nivel, al ser este el valor primordial de la firma”, comenta Juan Camilo Rodríguez, socio director de CMS Rodríguez-Azuero.
“Estos planes de carrera permiten a todos los profesionales de áreas de práctica conocer su evolución, desde el primer día de su incorporación al despacho, con hitos formativos estipulados por categorías profesionales. Este sistema se basa en la meritocracia y en la evaluación continua de competencias, conocimientos técnicos, habilidades de gestión, orientación al cliente y resultados, compromiso y actitud innovadora, entre otros indicadores”, asegura Jaime Iglesias, socio de Garrigues.
Medellín & Durán Abogados es otra firma que vale la pena mencionar. Está enfocada en la defensa del Estado y de sus funcionarios, por ello cuenta con profesionales con unas características muy específicas. Por esto, dicen sus voceros, la firma está siempre interesada en la búsqueda de jóvenes que quieran formarse en el ámbito del derecho público.
“Los elegimos, mediante un proceso competitivo, profesionales íntegros que apliquen en su ejercicio profesional principios como la igualdad, el mérito, la transparencia y que siempre busquen la justicia”, dice Carlos Eduardo Medellín, socio fundador. Al interior, las áreas se conforman teniendo en cuenta las características, especialidad y experiencia de los abogados del equipo, liderados cada uno por uno de sus asociados quienes actúan como interlocutores y apoyo a los socios fundadores.
