La compañía Atica, especializada en el manejo de residuos industriales, espera terminar el año al 97% de los ingresos del año pasado, que ascendieron a $150.000 millones.
(Colombia, cuarto productor de aceite de palma en el mundo).
Entre sus actividades está el manejo de una planta de aguas residuales contaminadas con hidrocarburos en Cartagena, y hornos incineradores, especialmente de residuos hospitalarios en Mosquera, en Palmira y Cartagena también.
Otro foco de sus negocios tiene que ver con la re-refinación de aceites.
(En 2017, Colombia exportó más de 800.000 toneladas de aceite de palma).
Según explica Diego Guzmán, CEO de Atica, en este proceso se eliminan los contaminantes al producto para que puede volver a tener una vida útil. Más del 60% se aprovecha como combustible, como sustituto de ACPM o para calderas de pavimentación, entre otros.
Otro 30% queda como materia prima para grasas industriales que se utilizan para los rodamientos de los vehículos, en tanto que un 10% restante se aprovecha como aceite lubricante.
“En países más desarrollados con tecnologías más avanzadas que las nuestras, pueden recuperar hasta un 70% para hacer aceites lubricantes. Estamos atrás en nuestra experiencia operativa y tecnológica”, comenta Guzmán.
En Colombia se generaron cerca de 40 millones de galones de aceite usado durante 2019.
De estos, 17.3 millones de galones han sido aprovechados para nuevos productos que son usados en diferentes industrias, según el Fondo de Aceites Usados (FAU).
El país cuenta con solo una re-refinería de aceite usado en operación avalada por el Fondo, la cual hace parte de Atica, empresa líder en soluciones integrales para la gestión de residuos y aguas industriales, que está a cargo de la transformación de esta solución para darle una segunda vida útil. Es así como en 2019 la compañía recogió, movilizó y transformó 4.6 millones de galones de aceite.
Según Diego Guzmán, “para el 2020, esperamos llegar a los 5.7 millones de galones de aceite usado en todo el territorio colombiano, lo que representa un gran compromiso de responsabilidad empresarial al darles una segunda vida útil”.
El proceso comienza con la recolección del aceite usado en diferentes municipios del país, especialmente en ciudades capitales.
Este producto se deposita en unos vehículos especializados que cumplen con todos los requerimientos de las autoridades ambientales.
Luego es trasladado a plantas locales que cuentan con licencia de almacenamiento y después se trasladan a la re-refinería de Atica en Cartagena en donde se realiza su aprovechamiento. Allí se realiza un proceso controlado, en el cual se rompe la cadena de hidrocarburos para aprovechar sus componentes.
Con este proceso se reduce particularmente la presencia de elementos como arsénico, cadmio, cromo, plomo y antimonio, entre otros, evitando la contaminación de fuentes hídricas y suelos.
