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Empresas

19 may 2017 - 8:10 p. m.

‘Firmas colombianas, entre las más avanzadas en RSE’

José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG, explica la evolución y los retos de las compañías.

José Luis Blasco

José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPM.

Cortesía / KPMG

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Portafolio
19 may 2017 - 8:10 p. m.

José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG, dice que Colombia sobresale en América Latina como un país avanzado en materia de responsabilidad social empresarial y sostenibilidad.

Igualmente, llama la atención en que “los inversionistas de largo plazo -que no lo son todos- necesitan compañías que apuesten por el futuro”
.
¿Cómo han evolucionado los conceptos de sostenibilidad y responsabilidad empresarial?

Desarrollo sostenible o sostenibilidad, no es un término intuitivo o fácil de explicar. Esta fue una de las dificultades que se pusieron sobre la mesa desde 1987 los padres del concepto. Nos seguimos haciendo la pregunta treinta años después.

A mí me gusta explicarlo, si me permite con un símil de una banda de jazz.

Cuando a mediados de este siglo la Tierra cuente con 9.000 millones de habitantes, y la tecnología y el mercado, esperemos, nos hayan hecho más ricos e iguales, necesitaremos relacionarnos de una forma diferente entre nosotros y con el planeta, para poder asegurar la prosperidad futuro.

Esta armonía necesaria -la misma que se necesita en una banda de jazz- parte del concurso de diferentes instrumentos.

Gobiernos, empresas, asociaciones de la sociedad civil, etc. Todos ellos coordinados, pero con diferentes partituras. imprescindibles para componer la melodía.

En el grupo, como un instrumento cada vez más importante, están las empresas. Para mí, la partitura de las empresas en esa hipotética banda de jazz global se llama responsabilidad corporativa. Se trata del camino a recorrer por las compañías para lograr ese futuro armónico que propone el concepto sostenible.

¿Cuál es el reto de las empresas colombianas?

En Colombia encontramos muy buenos ejemplos de empresas con prácticas sostenibles.
Desde mi humilde punto de vista, las más avanzadas de América Latina. Empresas que han entendido bien el por qué y el cómo de avanzar en este camino. Si tengo que poner el acento en algún reto, lo pondría en que todavía es difícil distinguir aquellas que hablan del concepto como propaganda, de aquellas que son capaces de integrarlo en el proyecto empresarial. Pero es solo cuestión de tiempo. Cuando pasa, siempre baja la marea, y es evidente quién llevaba bañador.

¿Cuáles son las tendencias globales en esa materia?

Uno de los principales impulsores de la sostenibilidad empresarial en esta última década ha residido en un actor aparentemente inesperado: son los inversionistas internacionales.

Estos han entendido que las prácticas sostenibles en una empresa constituían un buen proxy para distinguir la visión y la calidad del management de compañía en la cual invertir. Y es que no les falta razón, las empresas que tendrán éxito en este siglo seguramente serán - como por otra parte ha pasado siempre en la historia - las que observen mayor sensibilidad por lo que les rodea y aporten más valor a las sociedades en las que operan.

La situación está cambiando muy rápidamente, piense en las posibilidades de éxito - a nivel global - de un nuevo producto que contaminara más que uno actual, que expusiera a la personas a riesgos para su salud o se fabricara con la explotación de seres humanos. Es solo una forma ilustrada de cuidar el interés propio.

¿Por qué la sostenibilidad es una alternativa financiera?

Los inversores de largo plazo -que no lo son todos- necesitan compañías que apuesten por el futuro.

¿Qué mediciones existen sobre el valor de la sostenibilidad en términos financieros?


Esta es una pregunta bastante recurrente en el siglo XX, “show me the money”. Sin embargo el valor de capitalización -en términos financieros-, se viene desacoplando del valor contable de las compañías desde los años 80.

Esto quiere decir, para bien y para mal, que el mercado piensa que la contabilidad se ha vuelto un instrumento imperfecto para medir el valor de las empresas.

Tan solo hay que observar el valor bursátil de compañías que han tenido problemas ambientales -petroleras, automotrices, etc.- que sin perder apenas valor contable, hoy siguen teniendo un comportamiento en bolsa bastante inferior al de sus competidores.

Y es que, seguramente, la medición hoy solo se puede observar como parte de una adecuada gestión de riesgos. Muchos de ellos letales. O lo que es lo mismo, somos capaces de castigar al que lo hace mal, otra cosa es que sepamos cómo premiar, retribuyendo al que lo hace bien.

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