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17 mar 2020 - 9:59 p. m.

Mujeres en la economía: crece el círculo virtuoso

La Vicepresidencia de la República avanza en la elaboración de la caracterización del aporte femenino al sector productivo.

Equidad de género

Según el BID, el 29% de las mujeres perderían su trabajo en dos décadas, en A. Latina.

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Portafolio
17 mar 2020 - 9:59 p. m.

El empoderamiento económico de la mujer va más allá de una consideración ética, dado que representa una oportunidad para el crecimiento del país y la disminución de la desigualdad. Con base en este concepto, la Consejería para la Equidad de la Mujer, liderada por la Vicepresidencia de la República, avanza en la elaboración de una caracterización de las mujeres en la economía colombiana, y el impacto que tiene el cierre de las brechas de género sobre las oportunidades de crecimiento económico, reducción de la pobreza y la desigualdad.

El primer paso consistió en realizar un diagnóstico de la situación del empoderamiento económico de las mujeres en Colombia, las principales brechas que enfrenta y cómo el cierre de las mismas contribuiría al crecimiento y desarrollo económico.

El análisis incluyó los siguientes aspectos: evidencia a favor del empoderamiento económico de las mujeres, situación económica de las mujeres y las principales brechas que enfrentan.

Está demostrado que mujeres y hombres se complementan en el trabajo según sus habilidades, incluidas distintas actitudes hacia el riesgo y la colaboración. Estudios indican que la equidad de género permitirá aumentar el PIB de una economía hasta en 35%, en promedio, gracias al aumento de la productividad. A ello se suma el hecho de que investigaciones de la Ocde apuntan a que el incremento de la participación de las mujeres en la economía genera incrementos en el bienestar social que responden a cambios en los bienes de consumo, la producción interna y el tiempo de ocio.

Adicionalmente, un estudio de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) revela que reducir la desigualdad entre hombres y mujeres genera un mayor crecimiento económico a través de una mejor distribución de los factores que se desprenden del aumento de la productividad. “Combatir la desigualdad es un gana-gana para las sociedades, dado que la evidencia sugiere que la desigualdad es ineficiente”, revela un balance de la Vicepresidencia.

Los resultados están a la vista. Un reciente informe del Banco Mundial se demuestra cómo la incorporación progresiva de las mujeres en el mercado laboral ha sido factor fundamental a la hora de reducir la pobreza observada en Latinoamérica y el caribe en la última década, cuando la participación femenina en el trabajo creció 15%, y esto significó una reducción de la pobreza extrema en un 30%.

En resumen, a lo que los estudios apuntan es a que la inclusión de las mujeres en la economía genera más posibilidades de crecimiento económico, y a la vez que impacta positivamente la distribución del ingreso.

BIEN PREPARADAS

Al analizar la evolución de los años promedio de educación para las mujeres por rango de edades, se evidencia un aumento en los años promedio de educación para las mujeres en el rango de edades entre 25 a 34 años. Lo anterior quiere decir que las mujeres cada vez más llegan a su edad adulta productiva con más años de educación.

El mayor acceso a la educación y la inserción masiva de la mujer en el mercado laboral, sobre todo a partir del último cuarto del siglo pasado, ha tenido un impacto en la composición del hogar en Colombia.

El rol de la mujer dentro del hogar cambió, no solo porque ahora es un agente generador de ingresos directos para la familia, sino porque incluso, en muchos casos, es la cabeza del hogar. En la última década el porcentaje de hogares con jefatura femenina se incrementó del 28,6% al 36,8%. Dicho fenómeno se hace más evidente en las zonas urbanas dónde el porcentaje de hogares con jefatura femenina llega al 39,9%, mientras que en las zonas rurales esta cifra es del 25,8%. Esta participación de las mujeres en el mercado laboral ha venido en aumento en los últimos años. De hecho, entre los años 2001 y 2018 el número de mujeres que participan en la fuerza laboral ha aumentado 53% versus 35% de incremento de la fuerza laboral masculina.

Aun así, en Colombia, solo el 53,8% de la población de mujeres en edad de trabajar versus el 74,6% de hombres entran al mercado laboral. Esta es la primera brecha económica que enfrentan las mujeres.

Adicional a la baja participación en el mercado laboral, a las mujeres les afecta de manera más pronunciada la situación generalizada de desempleo que atraviesa el país. Las cifras en Colombia sugieren una brecha de género toda vez que por cada hombre que se encuentra en situación de desempleo hay (2) mujeres que lo están.

También hay brecha de emprendimiento. De acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor, que es el ranking global de emprendimiento, en Colombia por cada 10 hombres que emprenden lo hacen 7 mujeres. La brecha en temas de emprendimiento se entiende en dos sentidos. El primero es el hecho de que no existan condiciones de igualdad para hombres y mujeres. El segundo tiene que ver con el limitado acceso de las mujeres a fuentes de financiación.

El informe de caracterización de la inequidad de género en Colombia, toca también el tema de la brecha salarial. De acuerdo con estudios realizados por el Banco de la República y el Banco Interamericano de Desarrollo, las mujeres ganan entre un 10% y 20% menos que los hombres estando igual o mejor calificadas para el trabajo.

Estas brechas económicas se han ampliado debido principalmente a dos factores. En primer lugar, un factor que amenaza con ampliar estas brechas si no se toman medidas a tiempo es la automatización del trabajo.
El mundo está cambiando y las estimaciones apuntan a que en la próxima década alrededor de 180 millones de mujeres ocupadas están expuestas a perder sus puestos de trabajos. De acuerdo con estimaciones del BID, un 29% de las mujeres en nuestra región perderían sus puestos de trabajo en las próximas dos décadas, si no nos adaptamos a las nuevas demandas del mercado laboral.

Es por ello que la invitación es a que niñas y jóvenes estudien las carreras de la cuarta revolución Industrial, o carreras STEM, así como también a que se apropien del uso de las nuevas tecnologías.

En segundo lugar, un fenómeno que afecta la participación de la mujer en la economía formal y que tiene un impacto directo sobre la brecha económica entre hombres y mujeres, es la mayor participación de las mujeres en actividades no remuneradas del hogar. En nuestro país las mujeres aportan un 15% del Producto Interno Bruto, a través de la economía del cuidado. Es por ello que debemos seguir trabajando para reconocer, reducir y redistribuir el trabajo no remunerado.

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