La crisis financiera de los sistemas de transporte masivo sigue creciendo, y en el último mes, el choque de las protestas sobre su infraestructura (vehículos y estaciones), ha hecho su posible recuperación aún más lenta.
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Por ello, la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (Simus), que recoge datos de los ocho sistema del país, estima que este año se duplicaría el déficit ocasionado por la pandemia en 2020, y ascendería a una cifra mayor a los $4 billones.
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Martha Lucía Gutiérrez, secretaria general de Simus, aseguró que mientras en 2020 se registró un desbalance de $2 billones en las cuentas de los sistemas, como resultado del aforo restringido, menores ingresos por pasajes, y los costos de seguir prestando el servicio en medio de la pandemia, la cifra de 2021 podría ser de $2,3 billones.
“Es una proyección a la que esperamos que se sume el déficit de 2020. Además, los daños en infraestructura terminan bajando más la demanda de pasajeros, por lo que puede ser incluso mayor a lo que estamos proyectando”, aseguró Gutiérrez, quien mencionó que el impacto entre enero y mayo de 2021 ronda los $800.000 millones.
En el último mes, según cálculos de Simus a partir de datos de los sistemas, los daños por las protestas contra la infraestructura de los sistemas de transporte masivo ascienden a $94.777 millones, siendo los más afectados el MÍO de Cali, con daños por cerca de $70.000 millones, y Transmilenio, en Bogotá, con un estimado de $18.600 millones.
“Vamos para casi un mes en una situación muy compleja, persisten los bloqueos en algunos sectores de la ciudad, en los patios donde está la flota resguardada, y no hemos podido prestar el 100% del servicio por las afectaciones en infraestructura y la parte operativa”, indicó Oscar Javier Ortiz, presidente de Metrocali, el ente gestor del MÍO.
Por su parte, el gerente de Transmilenio, Felipe Ramírez, enfatizó en que “la situación actual de paro genera una afectación directa a los usuarios. El vandalismo que hemos tenido, la incineración de buses y el daño a estaciones ha generado diariamente afectación a cerca de 500.000 personas”.
De hecho, Transmilenio estima que reparar las estaciones podría tardar más de seis meses, y costaría por lo menos $20.000 millones.
PROBLEMA ESTRUCTURAL
El problema financiero de los sistemas data de antes del covid, y al déficit de la pandemia antecede uno estructural. “Un primer asunto que generó un déficit de $900.000 millones a los sistemas de transporte masivo fue una inadecuada estructuración del modelo, donde factores como la infraestructura, el modelo de la tarifa y el concepto de calidad no quedaron incluidos de manera adecuada desde la estructuración”, aseguró Gutiérrez.
Simus y Asocapiales propusieron un plan de rescate para los sistemas y se incluyó en el proyecto de reforma tributaria retirado hace unas semanas, como una cofinanciación 50%-50% de la operación con recusos de la Nación. Sin embargo, sin la tributaria el problema sigue.
“Presentamos un pliego de alternativas de financiación, estamos apostando a revisar la carga impositiva de todo el esquema de tributos. Con el retiro de la reforma, el único camino que hoy tenemos viables es vía Fome, pero como este fondo se crea a raíz del covid, tiene una temporaralidad”, dijo la vocera de Simus.
Así mismo, el gerente de Transmilenio reiteró que “la necesidad sigue existiendo, derivada de la problemática generada por la pandemia”, y dijo que se sigue trabajando con el Gobierno “para garantizar que esos flujos adicionales existan para cubrir este déficit”.
LAURA LUCÍA BECERRA ELEJALDE
