La compañía Larkin, especializada en limpieza y desinfección para el sector industrial e institucional, está atenta a los negocios con Venezuela pero solo espera una reactivación real para 2024.
La razón es que no hay claridad sobre los mecanismos de pago a quienes exporten a ese país.
Juan Manuel Niño, gerente general de la compañía de origen irlandés, así lo advierte al asegurar que las condiciones de vender allá no están dadas.
(Lea: Cae optimismo en La Guajira por reapertura fronteriza).
Indicó que el Banco Central del vecino país está burocratizado y politizado, y que “ninguna empresa puede exportar por las trochas, el mercado que se está moviendo es ilegal”, dijo.
Desde su perspectiva, primero hay que establecer el mecanismo de pagos y por ahora, “seguimos vendiendo a Perú y Ecuador y apuntando que la situación con Venezuela se normalice porque es un mercado clave”.
En el 2001, Larkin decidió invertir en otros países latinoamericanos. Y una de las primeras compañías en constituirse fue Larkin Venezuela, creada como Larkinven Representaciones C.A., con sede manufacturera en Maracay y centro administrativo y financiero en Caracas. Además de Colombia y Venezuela, Larkin está en Brasil, Ecuador, México, Perú y Panamá.
Actualmente las exportaciones desde Colombia representan el 21% de su producción, concentrada en limpiadores para la industria láctea y de alimentos procesados. En general, Larkin se enfoca en la limpieza e higienización en empresas de bebidas, alimentos procesados, lácteos, instituciones, y de lavandería industrial.
También fabrica preparaciones químicas para mantenimiento industrial y tratamientos de aguas provenientes de operaciones industriales.
(Además: ¿Volverá la escasez?: Venezuela anunció regreso del control de precios).
Al hacer un balance del año que está por concluir comenta que “frente a 2019 en toneladas, este año vamos a cerrar con un 9,1% de crecimiento. Teníamos una meta del 14% pero consideramos que en las actuales circunstancias es favorable. Dependemos del sector agroalimentario que está perdiendo en toneladas por el aumento del precio de los insumos a causa del dólar. Esa industria experimenta un retroceso que nos afecta a nosotros”.
En medio de este panorama general, destaca que al cierre del año se nota una mejoría en la dinámica de este sector por Navidad.
Respecto a las perspectivas para 2023, considera un aumento del orden de 3,5% a 4,5% en volumen, al ritmo que se espera para la economía.
En materia de exportaciones, estima un decrecimiento del 5,2%. Niño Barrios cree que los factores que afectarán el crecimiento estarán por los lados de los clientes del mercado de agroalimentos, cuyos costos de producción y al consumidor final se han elevado a niveles altos debido al aumento de insumos, como sorgo, trigo y maíz.
“Una inflación por el techo, la devaluación exprés y las altas tasas de interés llevarán a una restricción en la inversión de los sectores en los cuales trabajamos. Por tanto, se presentará un decrecimiento en las utilidades de las compañías”. dice.
A su juicio, un factor favorable ahora es la reducción del desempleo porque eso puede mejorar la capacidad de compra y de consumo de los hogares, al tiempo que dijo que es alentador que el Gobierno fije su mirada a una política que se incline por el fortalecimiento del campo colombiano.
(Vea: Comercio mundial proyecta un panorama de desaceleración).
Por su parte, como preocupante señala “las posiciones muy radicales que se puedan generar a nivel político y que se afecten indicadores del país como la calificación a la inversión”.
La empresa invertirá $12.000 millones en mejoramiento de las líneas de bebidas, institucional y tratamiento de aguas a nivel regional y en Colombia destinará $2.000 millones en mejoramiento de sus líneas de alimentos y bebidas, institucional y tratamiento de aguas.
Constanza Gómez Guasca