La Copa América nos recuerda lo que nos une como región: la pasión por el deporte, el idioma, la cultura e historia. Coincidiendo con su inicio, también se evidenció otro factor que nos conecta y que a menudo pasamos por alto: nuestras monedas.
La victoria electoral de Claudia Sheinbaum y su partido Morena a principios de junio en México causó una fuerte depreciación del peso mexicano, atribuida a una mayor incertidumbre política y económica.
Esta tendencia rápidamente se extendió por toda la región: el peso mexicano cayó un 7,8% en junio, el colombiano un 7,6% y el real brasileño un 6,6%. Perú, Chile y Argentina también registraron depreciaciones del 3,1%, 2,4% y 1,7%, respectivamente. Estas fueron algunas de las mayores depreciaciones entre las economías emergentes, que en promedio presentaron apreciación.
Esto no es casual. Aunque cada economía tiene sus particularidades locales, los inversionistas a menudo nos valoran como un bloque. Lo cierto es que, por primera vez en décadas, los vientos externos favorecen al bloque.
Los precios de las materias primas se mantienen altos, impulsando las exportaciones. Estados Unidos y China, nuestros principales socios comerciales, continúan mostrando un crecimiento resiliente. Ante la discordia entre estas dos potencias,
América Latina presenta oportunidades de inversión (nearshoring). Además, nuestra región se reconoce por estar relativamente libre de conflictos geopolíticos y ser rica en recursos esenciales para la transición energética, como el cobre y el litio.
También se nota un alivio en los precios: la inflación anual, que alcanzó sus máximos en 2022, ha bajado a cifras de un solo dígito, en su mayoría por debajo del 5%, acompañada de reducciones en las tasas de interés.
El desafío más apremiante sigue siendo el fiscal. El incremento del gasto público debido a la pandemia ha sido difícil de revertir, con rigideces presupuestarias y crecientes demandas sociales. Colombia, México y Brasil enfrentan altos niveles de deuda y la urgencia de llevar a cabo reformas tributarias para aumentar ingresos o implementar recortes significativos.
La polarización política continúa siendo un tema relevante. En los últimos años, emergió un cambio en el panorama político regional, con la mayoría de los gobiernos adoptando posturas de izquierda y propuestas ambiciosas en bienestar social, aunque fiscalmente inciertas. Algunos han optado por enfoques más pragmáticos, mientras que otros se han radicalizado.
A pesar de los innumerables esfuerzos por integrarnos comercialmente, el volumen de exportaciones intrarregionales sigue siendo bajo, solo representando un 20 % en comparación con el 50-60 % en Europa o Asia Oriental.
Aunque las oportunidades para que nuestra región brille están presentes, todavía enfrentamos desafíos significativos. Continuamos siendo una región fragmentada, con una visión limitada y una productividad estancada. Superar estos desafíos es crucial para que nuestra región sea reconocida no solo por su talento futbolístico, sino por su desarrollo integral y bienestar.
César Pabón
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana
