El sistema bancario está teniendo cambios importantes desde hace unos años con el auge de las ‘fintech’, empresas que integran las finanzas y la tecnología para crear productos innovadores y novedosos. Son compañías que ofrecen servicios de pagos y transferencias de recursos, ahorros, créditos y seguros, entre otros.
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Colombia ha generado una dinámica alrededor de las ‘fintech’ logrando contar con alrededor de 400 locales, posicionándose en Latinoamérica como un mercado muy atractivo, después de Brasil y México.
Dentro de los nuevos jugadores del sector bancario han aparecido los llamados neobancos, entidades que operan en un entorno 100% digital, las cuales no cuentan con sucursales bancarias físicas y soportan su operación con un gran sistema tecnológico. Estas buscan una población principalmente digital, que use frecuentemente teléfonos móviles inteligentes, de manera que puedan sentir una presencia y contacto permanente con estas nuevas instituciones financieras.
Estas condiciones las cumplen en una gran proporción los jóvenes que buscan productos financieros ágiles y con beneficios económicos tangibles.
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Es bueno recordar que uno de los aspectos positivos de la pandemia del 2020 fue el auge de las transacciones digitales en todos los campos de la vida diaria de las personas (naturales y jurídicas). Una de ellas fue en el incremento en la apertura de manera digital de cuentas de depósitos, tanto cuentas de ahorro como billeteras digitales. Este aspecto logró un aumento relevante en los niveles de inclusión financiera en Colombia. Esto se podría decir que fue la antesala a la llegada de los neobancos. Dentro de la gama de entidades que ofrecen plataformas digitales se encuentran los neobancos como Lulo Bank, Nu y Rappipay, que son entidades que no están vinculadas a ninguna entidad bancaria tradicional; billeteras digitales como Nequi y Daviplata que son las más reconocidas en el mercado y que nacen dentro de bancos tradicionales, y otros que se están adaptando a estas tendencias como Pibank del Banco Pichincha. Todas estas entidades buscan llegar al consumidor ofreciendo servicios y productos bancarios de más fácil acceso. Los neobancos ofrecen unos beneficios importantes a sus clientes, como mayor rentabilidad de las cuentas de ahorro y menores costos de los productos de crédito. Algunos reembolsan parte de las compras con las tarjetas de crédito (cashback), realizan descuentos con comercios aliados y en algunos casos eximen al cliente del cobro de la cuota de manejo de las tarjetas bancarias. Estos beneficios son gratamente aceptados por una parte de la población, que decide trasladarse del banco tradicional al neobanco, a pesar que en algunos casos se limita la facilidad de retiro de los recursos de las cuentas en estas entidades y que no se dispone de una sucursal física, lo cual para una parte de la población puede generar algo de incertidumbre o desconfianza.
Para algunas personas no es claro cómo pueden ofrecer tasas de interés en los ahorros significativamente más altas que otros bancos tradicionales, independientemente del saldo de las cuentas. La respuesta está en la estrategia de negocio, pues al ser bancos totalmente digitales tienen una estructura de costos claramente más liviana que los bancos tradicionales.
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Esta situación les permite reconocer a los ahorradores intereses atractivos que en la actualidad pueden estar entre el 10% y el 14% anual, muy superior a la inflación de Colombia, que se sitúa alrededor del 6%. Las tasas de interés ofrecidas son fijas por períodos cortos y es posible que en el futuro se reduzcan a medida que siga cayendo la inflación. Sin embargo, es previsible que estén siempre por encima de ella, lo cual garantiza un interés real para los ahorradores.
Actualmente, los neobancos actúan como complementos a los servicios ofrecidos por las entidades tradicionales. Sin embargo, hay motivos para considerar que en el futuro podrían desplazar a estas instituciones. Esto en la medida que la población sea cada día más digital, que el modelo de negocio genere más confianza, y que los usuarios busquen mejores condiciones económicas para los productos.
De un lado, se esperaría la llegada o creación de nuevos neobancos en el mercado colombiano y la transformación parcial de los bancos tradicionales para contrarrestar la competencia. Finalmente, que entre todo el sector bancario lleguen a ofrecer a los consumidores alternativas de entidades bancarias que se ajusten a sus necesidades y gustos.
Santiago Rodríguez Raga
Profesor Facultad de Administración – Universidad de los Andes
