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Rafael Herz

Convención Demócrata

Discursos de miembros del partido republicano fueron fuertes, al señalar que ellos siguen siendo conservadores.

Rafael Herz
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Rafael Herz

La Convención del partido Demócrata de los EE. UU., llevada a cabo la semana pasada en Chicago, fue un acto muy bien puesto en escena. Cantantes, luces, balones de múltiples colores, y un sinnúmero de discursos, todos planificados. El propósito principal era presentar a Kamala Harris, su educación, su contexto familiar, y su trayectoria.

En ese sentido, la vicepresidenta actual y ahora nominada candidata a la Presidencia de la más importante potencia del mundo Occidental, fue descrita como una mujer que se crió en un ambiente de clase media, hija de un padre inmigrante de Jamaica y una mamá que vino a estudiar a los Estados Unidos desde la India y se quedó y logró sacar adelante a sus dos hijas, después de su separación. A su vez, la nominada del partido demócrata representa no solo a la primera mujer que podría llegar a la presidencia, sino a minorías al ser de origen afroamericano y surasiático, y estar casada con un judío.

No sólo se enfatizaron los aspectos de su crianza, sino también su carrera como fiscal en California en aparente contraste con su oponente republicano que acaba de ser condenado por fraude. Los discursos del presidente Biden, de Clinton, o de Michelle Obama, entre otros, fueron cruciales en describir un punto central: Harris se interesa por la gente, es alguien que entiende los anhelos y las dificultades de las familias; Trump, por el otro lado, fue señalado como un oligarca que solo se interesa por sí mismo y no tiene conexión con la gente.

El expresidente Obama, con su charme y su carisma, logró recordar que Trump no demuestra ni clase, ni sutileza, ni humildad, ni sentido del humor. Algunos discursos de miembros del partido republicano fueron extremadamente fuertes, al señalar que ellos siguen siendo conservadores, pero que Trump no representa los valores tradicionales de ese partido basados en el respeto por la democracia y los fundamentos del mercado.

Como es usual en los Estados Unidos, se puso más énfasis en aspectos de personalidad y carácter para diferenciar a Harris de Trump. En ese sentido, se logró describir a Harris como alguien que entiende a la mayoría de los americanos y el gran sueño americano de la amplia clase media. Harris en un discurso emotivo repitió una y otra vez que Trump representa el “regreso al pasado” y ella “un camino al futuro”. Poco, sin embargo, se centró en las diferencias de fondo en la política económica, social o de política exterior.

Dicho eso, cuatro puntos son suficientes para resaltar las distinciones. Harris, sin aún conocer su talante de líder después de la Convención, representa: (i) el respeto por las reglas de la democracia y la separación de los poderes; (ii) mantener y ampliar el acceso a la salud y a la educación pública; (iii) el respeto por las decisiones individuales de las mujeres frente al tema del aborto; y (iv) el rechazo de las intenciones de autocracias como Rusia o China. Y eso, parece ser lo más importante y más relevante en estas elecciones históricas. 

Rafael Herz
​Analista Internacional

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