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Rafael Herz

Dos perspectivas

Dos estados independientes, democráticos, sin extremismos, sin corrupción y pensando en el bienestar de sus ciudadanos.

Rafael Herz
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Rafael Herz

En la semana posterior al cruel y despreciable ataque de la organización terrorista Hamás a civiles en Israel, se vieron dos perspectivas de los grandes poderes en este mundo multipolar. Por un lado, Putin viajo a China para retomar la alianza de las autocracias. Ninguno de los dos dirigentes, ni Xi Jinping ni Putin, rechazaron el actuar de Hamás, y si bien llamaron al fin de la violencia, no se distanciaron del terrorismo ni cuestionaron el actuar de Irán en la región.

Por el otro lado, el presidente Biden viajo a Israel a reiterar el respaldo y la lucha común de las democracias de Occidente contra el terrorismo, pero también con el interés de buscar contener el conflicto, y el llamado a Israel para que, dentro de su derecho a la defensa, también mida sus actuaciones y sus respuestas bélicas. Con base en las propias experiencias en la incursión terrestre en Afganistán e Irak después del 11 de septiembre, la administración americana ha señalado a Israel que una incursión amplia en Gaza puede ser contraproducente y demasiado sangrienta.

Putin, como líder de las autocracias, y a pesar de su amistad con Netanyahu y el pasado respaldo de Rusia a Israel, ahora busca expandir el conflicto. Su alianza con Irán, que le ha suministrado armas para la guerra en Ucrania, implica que no quiere ni puede distanciarse del país que más inestabilidad genera en la región.

Pero, sobre todo, un conflicto expandido, además de distraer de la invasión rusa en Ucrania, es una apuesta al debilitamiento político de Estados Unidos en la región, y un potencial alto costo económico para Occidente. En eso coincide con China.

Así, está la perspectiva que busca, genera, y cree en el conflicto para sus intereses políticos y militares (Rusia, China, Irán).

La otra perspectiva es la de limitar el conflicto, pero también la de pensar en el momento posterior. Y esto requiere un estado palestino liderado por políticos demócratas, que buscan reducir la pobreza de sus ciudadanos y luchan contra la corrupción, y reconocen el derecho a la existencia de Israel. Y también requiere un cambio de la perspectiva del gobierno israelí, diferente al del populista Netanyahu, que rechace la expansión territorial y los asentamientos en territorios palestinos, y elimine la xenofobia y el nacionalismo para encontrar la anhelada paz.

El conflicto en Medio Oriente está en un punto crítico, y solo se podrá resolver con decisión de quienes creen en los valores de la democracia, de la libertad, y el respeto a los Derechos Humanos. Es el momento en que la política americana bajo el liderazgo de Biden pueda ser un actor determinante para lograr que esos valores prevalezcan, y en vez de centrarnos solo en los hechos horribles de la guerra, se pueda pensar en el ‘después’.

Dos estados independientes, democráticos, sin extremismos, sin corrupción y pensando en el bienestar de sus ciudadanos. Ojalá de este horror salga ese futuro, que suena a un sueño, pero los sueños se hacen realidad con líderes resolutos y ciudadanos que los respaldan. 

Rafael Herz
Analista Internacional.

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