Tema obligado; es la democracia y muchos especialmente en los negocios sabemos poco de cómo opera el sistema político y menos como ‘funcionan’ los políticos. Pero no, estas líneas no son una guía al votante aunque si unas ideas sueltas sobre las características de las personas que quisiéramos tener en el congreso.
Esto, sí tenemos claro la sociedad que quisiéramos. Jaime Bermúdez en su reciente libro ¿Por qué incumplimos la ley? nos pone a pensar en el tema de cómo votar, pues vamos a votar por quienes hacen las leyes, y eligen o designan a quienes las ratifican o a quienes las deben hacer cumplir.
En sus ponderadas páginas, Jaime sopesa la diferencia entre la cultura, la moral, las leyes y las disonancias entre estas. Colombia, como muchos países, tiene enormes desacordes allí traídos entre otros por el crecimiento económico y la falta de oportunidades ofrecidas a una parte importante de la población, y sobretodo de la cultura mafiosa del narcotráfico que instauró a su lado a la corrupción.
Y claro el desastre de la politiquería que ha llevado a buena parte del estado colombiano en particular el municipal y departamental -pero sin que el nacional se aleje del tema- a operar alrededor de intereses puramente particulares: “el que paga para llegar, llega para robar”.
Impuestos que pagamos millones de colombianos van a parar a los bolsillos de los políticos a través de obras sobre facturadas, o ‘contraticos’ de mayor o menor tamaño para pagar favores o votos en los concejos, asambleas y congreso en vez de cumplir la función que les otorgó la Carta Magna hace 900 años.
De servir a la comunidad. Simplemente eso. Por otro lado nunca ha sido, ni será la política espacio para ángeles.
El binarismo de 0 politiquería o transparencia nunca ha existido. Los intereses particulares y el ego siempre existirán.
Suena curioso que la muy criticada frase de Julio César Turbay “reducir la corrupción a sus justas proporciones” tome sentido y nos de una idea de lo hondo que hemos caído.
Estas son cinco ideas para escoger la persona más apta fuera de la politiquería, más cerca de parámetros de debida diligencia de cómo querríamos tener un congreso o unos candidatos presidenciales dentro de lo que deseamos como sociedad moderna y transparente -no dudo que algo idealizada-:
1. Su comportamiento pasado que puede ser un muy buen indicador del futuro.
2. “Dime con quien andas y te diré quién eres”.
3. Si ha sido independiente o sujeto a las maquinarias politiqueras.
4. Es una persona que tiene un patrimonio y un estilo de vida de acuerdo a los ingresos de su trabajo.
5. Ha demostrado aparte de estudios universitarios rigurosos, que tiene ideas sólidas sobre el país y carácter para implementarlas.
CARLOS ENRIQUE CAVELIER
carlosenriquecavelier@gmail.com
