Es importante que la historia de Colombia no se vaya a escribir con una versión sesgada, producto de quienes la narren y sin la participación de todos los que la vemos seguramente en forma diferente.
Lo que Colombia vivió en manos de las guerrillas M19, ELN Y Farc, así como de narcos y paramilitares, tiene que quedar registrado en su real dimensión y sin tratar de justificar lo injustificable, por unas causas reales o supuestas, pues ninguna razón justifica los horrores y atrocidades cometidas contra nuestra población.
La toma del palacio de justicia y asesinato de sus magistrados no tiene ninguna explicación válida ni justificable, distinto a lo que realmente se dio que fue la financiación de la mafia para quemar los expedientes. El atroz crimen de José Raquel Mercado, el secuestro inhumano y cruel asesinato del empresario Nicolás Escobar Soto y otros muchísimos etcéteras, que cometió el M19 no se pueden olvidar ni ignorar.
El reclutamiento forzado hecho por las Farc por décadas, que solo en el período 1996 a 2016 la JEP ha contabilizado en casi 20.000 niños, registrando además el infierno en vida que sufrieron niños y niñas violados, torturados, fusilados después de consejos de guerra. Los abortos obligatorios y sin ninguna consideración de salud o dignidad. Las niñas utilizadas como objetos sexuales de miles de guerrilleros, desde su infancia aún antes de los 15 años, como algunos pocos guerrilleros han reconocido y prácticas similares de otras guerrillas y paramilitares.
“Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, los niños utilizados como soldados pierden su infancia y son víctimas a menudo de una extrema brutalidad. Hay numerosos casos en que los grupos armados han drogado a estos niños antes de enviarlos al combate, y los han obligado a cometer atrocidades contra sus propias familias a fin de destruir sus lazos familiares y comunitarios. Las niñas tienen que participar a menudo en actividades sexuales, por lo general, al servicio de un comandante, pero a veces son víctimas de violaciones en grupo”.
La forma nazista en que tuvieron a los militares y policías secuestrados en verdaderos campos de concentración, sin siquiera privacidad para sus necesidades fisiológicas, contado por muchos de ellos, y una interminable narración de los más execrables crímenes, que son catalogados de lesa humanidad o crímenes de guerra, a la luz de los artículos 7 y 8 del Estatuto de Roma.
Hay que oír a todas las partes, no solo a las que se suman al pensamiento de la comisión de la verdad, y contar su versión. A los empresarios víctimas, a quienes se ha querido tratar de inculpar, cuando fueron extorsionados, mientras batallaban para seguir construyendo país. Tampoco darles tratamiento diferencial a los gobernantes por su ideología.
No pueden buscarse explicaciones para restarle gravedad a los bárbaros comportamientos de criminales de todos los tipos.
MARÍA SOL NAVIA V.
Ex ministra de Trabajo