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La ética de la eficiencia

Los 20 municipios más grandes del país reúnen más de 40% de la población.

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La aparente dicotomía entre eficiencia y equidad es uno de los clásicos dilemas éticos de las ciencias sociales. La eficiencia es vista como el ejercicio de obtener resultados a toda cosa, incluso ignorando a quienes puedan quedarse por fuera de la solución menos costosa que más personas cobije. La equidad, como la manera de hacer que la solución llegue a todos, aunque los costos aumenten sustancialmente. Mucho se ha escrito sobre este dilema y a pesar de que la conclusión generalizada es que más que conceptos contrarios, son complementarios, pareciera que en Colombia estamos cayendo en la satanización del Pareto cuando, por el contrario, tenemos que subirle el volumen a la discusión sobre la eficiencia.

La dicotomía entre eficiencia y equidad es inherente a las discusiones de política social. Al fin y al cabo se trata de un universo de necesidades infinitas y recursos limitados. Precisamente por eso, Colombia ha desarrollado herramientas efectivas y sofisticadas para focalizar a las personas más vulnerables y utilizar los recursos de la mejor manera posible. Evidentemente estas herramientas, como otras, están lejos de ser perfectas y siempre hay espacio para mejorarlas.

Sin embargo, gracias a ellas se ha logrado aumentar la cobertura en servicios fundamentales, para incrementar la capacidad de las personas, como lo reflejan los recientes resultados en pobreza multidimensional-de los que salieron a sacar pecho quienes hoy están en el poder-. Este es un reflejo de una mirada de eficiencia, que se tradujo en equidad.

El debate sobre la reforma a la salud es la típica discusión que cayó en la trampa de esta supuesta dicotomía. La preocupación del gobierno actual por garantizar el acceso a la salud de las personas que viven en las zonas más apartadas del país es urgente. No más el ministro Jaramillo denunció que había 700 municipios colombianos sin hospitales.

Un escándalo, y una excusa perfecta para dinamitar todo lo que ya existe y empezar de nuevo. Sin embargo, la realidad es más compleja. Suponiendo que la afirmación del Ministro es cierta, que no lo es según información publicada por el ex Ministro Gaviria en su cuenta de Twitter, la discusión estaría entonces sobre el foco. La población colombiana está muy concentrada.

Los 20 municipios más grandes del país reúnen un poco más del 40% de la población. Los 700 más pequeños, en cambio, menos del 10%. Construir hospitales de tercer nivel en cada municipio suena a disparate. Un llamado sensato sería a lograr mayores eficiencias en la atención a la mayoría de las personas y diseñar programas específicos para quienes el sistema tradicional no se les ajusta, conjugando eficiencia y equidad. Hacer las cosas mejor con menos recursos es un comportamiento ético.

Precisamente, es la eficiencia, la habilidad de hacer las cosas bien, oportunamente y utilizando el menor número de recursos posibles, lo que da tiempo, espacio y dinero para atender la equidad. Para tener equidad, hay que ser exegético con la eficiencia.

CRISTINA VÉLEZ VALENCIA 
Decana Escuela de Administración Universidad Eafit.

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