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El sinsentido de deprimir el salario mínimo condiciones de crisis

Salarios o ascensos salariales desproporcionadamente altos si pueden resultar nocivos para el empleo.

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Mi última columna en este sentido requiere, con el fin de evitar interpretaciones equivocas, de tres aclaraciones: la primera sobre elasticidades; la segunda sobre el impacto del ciclo; y la tercera sobre política de empleo.

1ª No se está afirmando que el empleo sea absolutamente inelástico al salario mínimo. Como suele suceder con varias relaciones en economía, tiene lugar un cambio de régimen de elasticidad no significativa a significativa una vez se alcanza una magnitud en niveles o en cambios más allá de la cual se dispara una respuesta de la variable dependiente.

En otras palabras, salarios o ascensos salariales desproporcionadamente altos (que no guarden ninguna proporcionalidad con la inflación y con la productividad y su crecimiento) si pueden resultar nocivos para el empleo.

Ascensos de dos dígitos con inflaciones y crecimientos de la productividad que no se acercan a este nivel (como los que viene implementando el gobierno mexicano) claro que pueden erosionar el empleo, la competitividad (capacidad empresarial de ajustarse y restructurarse para salir de la crisis) y la estabilidad de precios.

Aunque en todo caso la relevancia de una relación negativa depende de cual sea la situación bajo análisis, y en nuestro caso de una severa crisis depresiva insistir en ella es un sinsentido.

2ª Sobre el ciclo deben anotarse tres cosas: Primero, en una situación de depresión con inflación reducida bajo control, la preocupación por presiones inflacionarias por salarios cede su prioridad frente a políticas de recuperación y de compensación del impacto de una crisis de oferta-demanda combinadas.

Además, el impacto de demanda de deprimir el salario que opera vía el consumo de los trabajadores se traduce en menor empleo.

Segundo, otro caso igualmente importante al del impacto de la demanda sobre el empleo es el ya mencionado sobre la productividad, el cual es de tal significancia, que su clarificación amerita unas consideraciones analíticas correspondientes al CP y al LP (corto y largo plazo) o a los Rendimientos Crecientes (RC) estáticos y dinámicos, los cuales se reflejan en la robustez de la regularidad empírica de que la productividad es procíclica.

1) CP o RC estáticos: los ya considerados costos decrecientes como resultado de la presencia de costos fijos importantes, significan que las firmas en general operan con costos decrecientes y es la demanda y no unos costos crecientes lo que limita su producción, una idea que introdujo A Smith (‘la división del trabajo está limitada por la extensión del mercado’), y que (junto con la correlativa de que las firmas operan en condiciones no competitivas) para en la cabeza algunos resultados de la economía ortodoxa en los cuales están basadas sus recomendaciones de política.

Dichos RC estáticos (o de CP por simple aumento en la utilización de capacidad) fueron ilustrados por la relación Q/L= Q/Q*xQ*/L que muestra la productividad determinada por la utilización de capacidad, o sea dependiente del nivel de demanda (y por la productividad a plena capacidad).

2) LP o RC dinámicos (a los cuales se refería A Smith) incluyen además otros efectos que explican la prociclicidad de la productividad (resultado básico del estudio sobre la productividad en Colombia mencionado), o sea que el determinante fundamental del crecimiento de la productividad es el del nivel del producto (Ley de Verdoorn Kaldor), estos RC dinámicos siendo el resultado de la inversión incorporadora de cambio técnico, aprendizaje y especialización.

Ellos fueron ilustrados por la relación Q/L=Q/KxK/L que muestra la productividad del trabajo como determinada por la productividad y la intensidad del capital; ambas dependientes de la inversión. La importancia del ciclo y del nivel y crecimiento del producto es pues el resultado y la evidencia de estos tipos de RC.

Tercero, que la productividad sea así fundamentalmente procíclica le agrega otra dimensión al impacto del nivel de actividad sobre el empleo y erosiona la lógica microeconómica que mira a la reducción de los costos laborales como la clave para la recuperación, cuando a nivel macro esa reducción se traduce en una profundización de la crisis de demanda que además erosiona la productividad y la inversión.

3ª Finalmente, solo dos puntos sobre política de empleo. Primero, la preponderancia del ciclo se refleja en la política de empleo de CP cuyo pivote fundamental es la expansión de la demanda, entre cuyos mecanismos se ha destacado el gasto público en infraestructura, particularmente obras publicas trabajo intensivas (como carreteras rurales) Aunque tratándose de una crisis de oferta se requiere también en el CP apoyar y proteger la preservación de capacidades.

Segundo en el LP, una política de desarrollo productivo concentrada en la inversión en formación y reconversión de capacidades enfatizando en las diversas formas de apoyo en lo financiero y en lo tecnológico a las pequeñas empresas en las cuales se concentra el grueso del empleo productivo (y sufren más severamente las fallas de esos mercados).

Este lado de la oferta es, dado que del crecimiento de la productividad depende que los salarios puedan crecer sin afectar la competitividad, los márgenes (para financiar innovación) y los precios, el mejor complemento en materia de ingresos de una política de empleo.

Ello es un resultado análogo (derivado de la misma ecuación de precios en tasas de crecimiento) a la idea de que los salarios pueden crecer sin afectar la distribución hasta la suma de los crecimientos de los precios y de la productividad; además, por otra parte, aumentando la rentabilidad por el efecto de la demanda sobre la productividad que se extiende así a la inversión, el pivote de una recuperación sostenida hacia el crecimiento.

Productividad (consiguientemente inversión) y demanda son pues los pivotes de una política de empleo y salarios, mas allá de los fallidos intentos de proteger dicha competitividad mediante depresión salarial, contraproducente en condiciones de depresión, un mal sustituto de la política que requiere una reactivación después de un colapso de oferta y de demanda combinadas, cuando la política debe concentrarse en proteger y reforzar la primera (las capacidades acumuladas en las empresas incluidas las de los trabajadores, o sea el empleo: PAEF) y estimular la segunda.

Ricardo Chica
Investigador Desarrollo Economico
EconomicDevelopment consultant

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