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Rafael Herz

China y el orden global

En lo que no se puede ni debe tranzar es en valores básicos que han hecho precisamente posible períodos de crecimiento, equidad y relativa paz global.

Rafael Herz
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Rafael Herz

El orden global que se instauró bajo el auspicio de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, buscaba evitar que se pudieran volver a cometer los crímenes contra la humanidad que marcaron esa época, pero también los desastres económicos y la miseria humana que dieron su origen.

 Los conceptos básicos incluyeron, no solo la cooperación multilateral y la mayor libre circulación de bienes y servicios, sino el aseguramiento del respeto a los derechos humanos, incluyendo la posibilidad de intervenir en países donde estos fueran vulnerados, y la aceptación de unos estándares sociales (y más recientemente ambientales) compartidos por la comunidad internacional.

Con la debilidad de los EE.UU., en gran parte resultado de una creciente polarización política, y su mayor concentración en temas internos, China ha surgido recientemente como uno de los principales cuestionadores de ese orden global. Ese cuestionamiento viene desde dos perspectivas. Por un lado, China desde tiempo atrás, ha considerado que no debe existir un derecho a interferencia en asuntos internos, y que el desarrollo económico y el sistema político no deben ser impuestos.

Por otro, con la fuerza que ha adquirido Xi Jinping, que ha sido confirmado para un tercer período como líder por el Partido Comunista, ahora se viene solicitando que las reglas multilaterales sean más vagas, que el Estado tenga una fuerza que no sea debilitada por los derechos individuales y que el desarrollo y el respeto a los Derechos Humanos no sea la base de la toma de decisiones en Naciones Unidas.

Lo anterior, tiene en cuenta varios aspectos de la situación interna de China. El país se ha visto debilitado por las consecuencias de su política anti-pandemia y el relativo debilitamiento económico. La reacción ha sido un Estado más preponderante y un sistema político más cerrado. A lo que se suman la vulneración de los derechos humanos de la población musulmana en la provincia de Xin Jiang.

Ahora bien, el régimen mantiene una retórica para sustentar que hace parte de una visión global, y en eso se diferencia de Rusia. En China se habla de compromisos con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de buscar eliminar la división ideológica, y fortalecer el libre comercio.

Las propuestas chinas de un camino propio de las economías de desarrollo tiene un componente válido. Los países deben poder escoger, por ejemplo, las etapas y la velocidad de una transición energética, o las prioridades para superar la pobreza y la desigualdad; y todo esto sin imposiciones de los países desarrollados. Repensar algunos aspectos del orden global, su institucionalidad y sus reglas puede ser necesario ante unas nuevas realidades nacionales e internacionales.

En lo que no se puede ni debe tranzar es en los valores básicos que han hecho precisamente posible períodos de crecimiento, equidad y relativa paz a nivel global. Esto incluye respeto por los Derechos Humanos, valores democráticos, el libre comercio, las libertades personales en el marco de una sociedad con regulaciones colectivas, y la cooperación y las ayudas a nivel multilateral.

Rafael Herz
Analista Internacional

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