El peso argentino volvió a caer ayer frente al dólar y los manifestantes en Hong Kong lograron otra vez afectar seriamente las operaciones de uno de los aeropuertos más activos de Asia. A pesar de esa circunstancia, los mercados concluyeron la jornada al alza, como lo evidenció una mejora de casi 1,5 por ciento en el índice S&P 500, en Wall Street. Al petróleo tampoco le fue mal, pues experimentó un salto superior al 4 por ciento y cerró arriba del nivel simbólico de 60 dólares por barril.
Como consecuencia, las aguas en la mayoría de países emergentes se calmaron un poco. En lo que atañe a Colombia, el peso recuperó algo de terreno frente al billete verde y hoy arranca en 3.407,76 por dólar.
Que las aguas se hayan aplacado puede sonar llamativo, hasta que se miran las declaraciones de la administración Trump. Como en aquellos juegos de mesa en los que se retroceden dos espacios y después se avanza uno, los observadores se sorprendieron con el anuncio de la Casa Blanca de que las sanciones anunciadas en contra de China se difieren parcialmente hasta diciembre.
Lo anterior implica que algunos bienes que tocan directamente el bolsillo del consumidor estadounidense, como los teléfonos móviles, no pagarían un arancel del 10 por ciento sino hasta el 15 de diciembre. En términos prácticos, el impacto sobre la temporada navideña se minimiza.
Por otra parte, el mensaje de que el aplazamiento de los castigos acabó siendo el resultado de conversaciones “al más alto nivel”, muestra que los canales de comunicación permanecen abiertos. La luz de esperanza de que las potencias logren llegar a un entendimiento más temprano que tarde, vive.
También es claro que para los inversionistas, este es el asunto fundamental. Lo que pase en Argentina con las elecciones, en Europa con el Brexit o en otras latitudes respecto a otros temas, podría calificarse de secundario ante la disputa que sostienen Washington y Pekín. Si los grandes pactan, todos respiran.
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