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Ricardo Ávila
brújula

Pesos y contrapesos

La eventualidad de un Brexit duro es poco menos que aterradora.

Ricardo Ávila
Exdirector de Portafolio
POR:
Ricardo Ávila

La novela está lejos de llegar a su capítulo final, pero desde ya es posible predecir que los analistas dirán que lo sucedido este miércoles en el parlamento británico constituye un hito en los anales de la democracia. Como lo han señalado los titulares, el primer ministro Boris Johnson sufrió una estrepitosa derrota, pues la Cámara de los Comunes pasó adelante un proyecto de ley que le obliga a acordar una salida negociada de la Unión Europea con el bloque comunitario.

Semejante determinación llevó a un número plural de diputados del partido de gobierno a romper filas con su bancada y pasarse a la oposición. Desde hace más de un siglo no sucedía algo similar.

A decir verdad, la motivación para cambiar de bando tiene una razón económica. Diferentes indicadores muestran que el Reino Unido está entrando en una etapa de peligrosa ralentización, ante la posibilidad de perder acceso privilegiado al que es su principal mercado. Las inversiones por parte del sector productivo se han reducido a un mínimo, como consecuencia de la incertidumbre, y los precios de la finca raíz vienen en descenso, al igual que la cotización de la libra esterlina.

Debido a ello, la eventualidad de un Brexit duro es poco menos que aterradora. Tanto como la torpeza de Johnson, quien apenas lleva seis semanas en el cargo y ahora se enfrenta a una verdadera debacle política.

Para comenzar, el mandatario trató de vengarse de sus opositores con un llamado a elecciones. El problema es que para que este sea exitoso, requiere del apoyo de dos terceras partes de los parlamentarios, quienes seguramente se lo concederán pero solamente hasta que este doble la cerviz con los europeos.

Falta mucha tela por cortar, pero lo ocurrido fue suficiente para impulsar a los mercados. El mensaje recibido es que los líderes de temperamento autoritario no pueden hacer siempre lo que les venga en gana y que la división de poderes funciona. Contar con pesos y contrapesos preserva el bienestar general.

ricavi@portafolio.co
@ravilapinto

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