Para el gobierno, como para el país, está resultando grave que Petro crea que sabe economía. Sus reformas (particularmente la de la salud), sus pronunciamientos sobre energía y medio ambiente, y sobre otros muchos temas como el de infraestructura y desarrollo lo muestran así.
Dos principios económicos básicos referentes a incentivos y expectativas, y a capacidades, cuyo desconocimiento está ligado al del papel protagónico del empresario en una economía, son sistemáticamente ignorados.
El pivote de una política económica es la estructura de incentivos y la respuesta a ella de los agentes, regulando para ajustar los dados por el mercado y su estructura cuando convenga.
En particular, los empresarios toman decisiones, las de inversión (que en el país permanece deprimida), el pivote del crecimiento, sobre la base de esa estructura y las expectativas que tengan sobre la situación del mercado/la economía. El cuidado de las expectativas empresariales es así prioritario para un gobierno que quiera recuperar una economía o dirigirla en un sendero de crecimiento sostenido; y Petro parece que se empeñara en afectarlas con sus exabruptos erosionando los incentivos para la inversión al crear incertidumbre.
Al eje de un proceso de desarrollo está el proceso de acumulación de capacidades, lo cual vale para todos los niveles del macro al micro. Son estas las que posibilitan la asimilación de tecnologías y la estrategia competitiva, siendo que su proceso de acumulación es lento, prolongado y costoso, siguiendo un sendero acumulativo (path dependent) en el que no hay atajos.
Esto, que cualquier empresario sabe, es desconocido sistemáticamente por Petro quien cree que puede poner a funcionar una institución paquidérmica (Adres) de la noche a la mañana sin que haya tenido lugar este proceso de acumulación. Por lo mismo, tampoco entiende que las universidades no son edificios, sino comunidades académicas, que (como las empresas) son organizaciones de aprendizaje colectivo, cuya esencia es la acumulación de las capacidades de su cuerpo académico, algo no obtenible por inmediatamente por decreto.
El triángulo capacidades-incentivos-instituciones provee el locus del proceso de desarrollo económico, atentar contra sus elementos no solo es pésima economía, sino que resulta muy dañino para este proceso.
Petro desconoce que el diseño de las estructuras de incentivos debe basarse en que el empresario actúa respondiendo a estas, invirtiendo si las expectativas son adecuadas. Como desconoce que las instituciones (sistema de salud, universidades) están sujetas a la misma ley de la prolongada acumulación de capacidades y deben incorporar una estructura adecuada de incentivos.
Ricardo Chica
Investigador Desarrollo Economico
