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11 sept 2018 - 8:39 p. m.

Vainilla que mata

El aroma ha sido objeto de muertes, guerras, fraudes, corrupción y deforestación.

Vainilla

Siendo ya uno de los aromatizantes más caros, el precio de la vainilla se ha disparado recientemente debido a la creciente demanda y a un ciclón del 2017.

123RF

POR:
Cecilia Rodriguez
11 sept 2018 - 8:39 p. m.

Hmmm...vainilla: un sabor asociado con cosas ricas y particularmente apetecido en helados. Un aroma delicioso y mucho, mucho más: el objeto de muertes, guerras, fraudes, corrupción y deforestación.

Vainilla, que es originaria de México donde era usada desde los aztecas, es utilizada en todo el mundo no solo para aromatizar helados, chocolates y pasteles sino en la producción de cosméticos y bebidas incluyendo alcohólicas, entre otros muchos.

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Hoy, el 80% de la vainilla en el mundo viene del mismo sitio: las exuberantes montañas en el noreste de la isla africana de Madagascar.

Siendo ya uno de los aromatizantes más caros, el precio de la vainilla se ha disparado recientemente debido no solo a la creciente demanda en los países occidentales sino a un ciclón que devastó cultivos el año pasado en la isla y como consecuencia, disminuyó la oferta, despertando pasiones peligrosas.

Incluso, los precios aumentaron más de 10 veces llegando a sobrepasar los 600 dólares por kilogramo el año pasado, (más cara que la plata), en comparación con 50 dólares por kilogramo en 2013.

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El resultado en Madagascar es visible: “la región de Sava en Madagascar se encuentra en medio de un boom económico”, explica el New York Times.

“Las llamadas ‘mansiones de vainilla’ han surgido por encima de las cabañas tradicionales con techo de paja y hasta las casas más humildes a menudo cuentan con paneles solares y luces LED, que hacen que los pueblos que antes eran oscuros brillen por la noche. Camperos relucientes surcan las calles rotas de Sambava, la capital de la vainilla, donde bulliciosos mercados bordean las carreteras”.

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Ese boom económico, combinado con la pobreza rampante que caracteriza a la isla y a gran parte del Africa, sumado a un estado débil y corrupción extendida, han dado lugar a una situación peligrosa donde los cultivos de vainilla son el blanco de redes delictivas violentas.

“Tan preciosa como la plata, la vainilla trae dinero y muerte a Madagascar” es como el diario Business Times titula un artículo reciente.

Los robos de cosechas han sido reportados en la mayoría de las regiones claves de cultivo y los asesinados se cuentan por docenas.Incluso, algunas comunidades han pedido protección de la policía armada. Otros han tomado el asunto en sus propias manos.

De suaves “variaciones de vainilla” se ha pasado a sangrientas “guerras de vainilla”.
En la provincia de Anjahana, por ejemplo, los ladrones estaban tan seguros de su poder para intimidar a los granjeros que enviaban advertencias anticipadas cuando iban a hacer una redada. “Vamos a venir esta noche”, decía una nota colocada bajo las puertas de las casas en el remoto pueblito costero. “Prepare lo que queremos”.

Pero las víctimas se cansaron y después de un asalto al final del año pasado, una multitud salió a buscar a los malhechores arrestando a varios de ellos y arrastrándolos a la plaza del pueblo donde emprendieron la tarea de aplicar “justicia”.

“Los machetearon y apuñalaron hasta la muerte con hachas, machetes y arpones”, le dijo un granjero que se encontraba entre la multitud, al reportero del diario The Guardian. “Creo que está bien. La policía no hizo nada. Ahora los gánsteres tendrán miedo de robarnos. Tenemos nuestra propia guardia ahora. Los jóvenes de la comunidad hacen patrullas por la noche”.

No es solo violencia, muertes y dinero. Las luchas por control del producto y la proliferación de nuevos cultivos han provocado también deforestación y destrucción de la vida animal de la isla.

La guerra de la vainilla está directamente asociada a otra actividad ilícita y peligrosa: la tala y exportación ilegal de ébano, la apreciada madera para hacer muebles.

Las ventas en el mercado negro de ébano proveniente de Madagascar ascienden a los cientos de millones de dólares y van, sobre todo, a China. En 2014, un solo envío de 30.000 troncos fue interceptado en Singapur en ruta desde la isla. Según la investigación, la autorización para el envío del enorme contrabando había sido firmada por altos funcionarios del gobierno.

El dinero sucio producto de ese comercio ha entrado al mercado de la vainilla y grandes mafias protegidas por funcionarios corruptos están tomando el control.

Al aumento de cultivos que contribuyen a la devastación de zonas antes protegidas, causada por el mercado ilegal de ébano, se agrega la afluencia diaria de gente del resto del continente siguiendo la nueva ‘fiebre de vainilla’.

La violencia asociada con la vainilla es producto de mercados globales mal regulados, políticos locales corruptos y una avalancha de efectivo procedente de los intercambios ilegales de ébano.

Esa realidad, de acuerdo a los expertos, seguirá produciendo nuevas alzas de precio y disminución de la calidad del producto. Recientes reportes indican que uno de cada cuatro de los ‘helados de vainilla’ del mundo son hechos con sabores artificiales y no contienen nada de vainilla natural.

Cecilia Rodríguez
Especial para Portafolio

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