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12 oct 2016 - 9:29 p. m.

Diamantes humanos

Empresas suizas hacen diamantes de alta calidad con las cenizas fúnebres.

Diamante

El diámetro de un diamante no podrá superar los 6 milímetros pues la tecnología no permite la fabricación de joyas mayores

Archivo particular

POR:
Portafolio
12 oct 2016 - 9:29 p. m.

Las cosas han cambiado mucho desde que el escritor francés François Mauriac (1905-1970) dijo que la muerte no nos roba los seres amados sino que nos los guarda e inmortaliza en el recuerdo.

Ahora, gracias a dos empresas suizas, únicas en el mundo, las cenizas funerarias de nuestros seres queridos se pueden inmortalizar en diamantes de altísima calidad cuyo precio depende de los quilates y de lo que puedan pagar los deudos. La inversión mínima comienza con, por lo menos, 4.000 euros.

Algordanza, una de esas empresas suizas dedicadas a este emprendimiento, “nació en julio del 2004 como proyecto empresarial, tras divulgarse las investigaciones del Instituto de estudios e investigación de materiales de Nano carbono de la Academia de ciencias rusa”, explica a Portafolio. Yasmín De la Vega, fundadora de la empresa en España.

LEGADO FÍSICO


Dice que el éxito de la empresa estuvo en que, por primera vez en la historia, ofreció a los deudos “la posibilidad de conservar en el seno de la familia el legado físico dejado por un ser amado”.

En su opinión, por razones culturales, psicológicas, medioambientales y de sanidad, siempre se buscaron formas para que nos desprendiéramos de ese legado físico y que lo que buscó su empresa fue rescatarlo y conservarlo en una de las formas más bellas de la naturaleza: los diamantes.

“Toda propuesta que conlleva un cambio cultural toma tiempo en implementarse pero durante estos 12 años de trabajo, la nuestra se ha ido transformando en una propuesta normal”, sostiene.

Los mayores clientes del emprendimiento provienen en la actualidad de Japón, Alemania y Austria, no solo por el poder económico y el conocimiento tecnológico de dichas sociedades sino porque allí existen altos niveles de cremación, como en el caso de Japón que es del 100 %.

“En Alemania y Austria por ley las familias no pueden conservar las cenizas de sus seres queridos y, en consecuencia, Algordanza se convierte en la opción más elegante y correcta para ellos”, afirma De La Vega.

Admite, no obstante que el número de personas interesadas tanto en Europa como en las Américas está en ascenso y que, aunque para algunos la opción resulta un poco fuerte en un principio, otros están viendo en ella el mejor homenaje que le pueden hacer a un ser querido.

EL PROCEDIMIENTO

Las cenizas del fallecido son recogidas en la casa de los familiares y enviadas a laboratorios especializados en Suiza donde son tratadas sin hacer manipulación del color y respetando las preferencias del cliente.

Son convertidas primero en carbono y luego en grafito y, una vez obtenido el diamante en bruto, se pule y talla, de acuerdo con las solicitudes del cliente.

El diámetro de un diamante no podrá superar los 6 milímetros pues la tecnología no permite la fabricación de joyas mayores.

La misma empresa se encarga de engarzar el diamante resultante en un anillo o en un collar, dependiendo de la solicitud, con el fin de evitarle al cliente el posterior tránsito
por una joyería

Los deudos pueden escoger joyas entre 0,3 hasta 3 quilates y decidir sobre el color de la piedra, que puede ser azul clara o el tradicional blanco con destellos azules.

El proceso dura entre 5 y 6 semanas. Para la elaboración de un ‘diamante humano’ se requieren 500 gramos de cenizas, o sea, una pequeña parte de los 2,5 o 3 kilos de ceniza, que deja, en promedio, un cuerpo humano incinerado.

Los expertos llaman la atención sobre cómo la tecnología de punta está causando una gran innovación en las empresas funerarias de todo el mundo y cómo las personas van aceptando lentamente esas transformaciones.

¿Diamantes sintéticos?


Preguntamos a De la Vega si el resultado del tratamiento de las cenizas fúnebres
¿podría catalogarse como diamantes sintéticos?

“También se consideran diamantes de laboratorio o diamantes creados, pero cuentan con las mismas características físicas de los diamantes naturales pero, con la información química de la persona de origen”, explicó.

En la actualidad la empresa cuenta con sedes en 35 países y la de España es la primera dirigida por una mujer.

En Colombia aún no hay representantes pero a quien esté interesado en encargar un ‘diamante humano’ puede contactar a la compañía y se le dirigirá al país más cercano donde funcione o se le atenderá directamente desde la sede española, según De la Vega.

No obstante, todo el proceso de transformación de las cenizas fúnebres en diamantes solo se realiza en Suiza y siempre se realizará allí “por razones de normativas y certificaciones, así como de prestigio”, afirma.

Dice que, de momento, algunos colombianos han solicitado sólo información pero varios latinoamericanos han comprado diamantes para inmortalizar a sus seres queridos.

El perfil de los usuarios en la sede española de la empresa corresponde, en un 40%, a personas que han perdido a sus hijos, en un 45 por ciento a viudos y, el resto, a deudos que han perdido a padres o hermanos.

Para ustedes, ¿qué es la muerte?, le preguntamos.

Responde que “es una experiencia íntima y personal. Nosotros no trabajamos con la muerte sino con el amor que no termina cuando se acaba la vida y sobrepasa ese límite”.

Gloria Helena Rey
Especial para Portafolio

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