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15 jul 2022 - 5:24 p. m.

Con inversión en la primera infancia se puede hablar de progreso

Estudios aseguran que, por cada dólar invertido en la primera infancia, el retorno es de 11 dólares.

Fundación Éxito

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Atender oportunamente las necesidades de los niños y niñas menores de cinco años es el reto permanente para los países, sobre todo de aquellos en vías de desarrollo, donde las brechas de desigualdad suelen profundizarse desde los primeros años de vida.

Raquel Bernal, rectora de la Universidad de Los Andes y experta en políticas de primera infancia, señala que destinar recursos para la niñez, incluso desde su gestación, es una de las maneras más costo-efectivas de hacer intervención social, porque se requiere invertir poco para ganar mucho.

“Por cada dólar que el Estado y/o el sector privado invierte en un programa de nutrición, el beneficiario y el Estado ganan 11 dólares por cada año de vida de esa persona. Esto se da por una cadena de consecuencias positivas que van desde la reducción en la deserción escolar, un mejor rendimiento académico en la medida que el niño está saludable, más años de escolaridad, trabajo digno en la adultez y mejores salarios en el futuro; esto a su vez le permite al país ahorrar costos en áreas como salud y le significa mayor crecimiento económico, es decir, que aumenta el producto interno bruto-PIB”, indica.

La experta, invitada del foro: ‘Nutrición, ingrediente principal del desarrollo infantil’, organizado por la Fundación Éxito, Portafolio, El Tiempo y la Universidad de Los Andes, asegura que lo que se hace en la primera infancia no solo impacta al ser económico (educación, salarios, productividad) sino también el bienestar integral del ser humano a lo largo de la vida, entendido desde el ámbito socioemocional, puesto que los niños que logran una atención integral durante los primeros años de vida, son adultos con mayor manejo de sus emociones, mejores competencias sociales, mejor desarrollo del lenguaje, la resiliencia y el manejo de conflictos, entre otras habilidades importantes en nuestra sociedad del siglo 21.

La atención integral de la primera infancia incluye inversión en nutrición, la educación inicial, el cuidado y la crianza. Esta combinación de factores que se complementan le permite al niño crecer en todos los aspectos de su vida, de manera sinérgica. Para Bernal, si una de estas áreas no está adecuadamente cubierta, es imposible que crezca de manera óptima en las demás. “Hay evidencia que hijos de madres con educación terciaria tienen mucho menor riesgo socio emocional que los hijos de madre sin educación, esto se evidencia en menor tolerancia a la frustración, tendencias ansiosas, reacciones e interacciones inadecuadas ante sus pares, entre otros. Los comportamientos también se ven impactados por las inversiones diferenciales entre los distintos tipos de hogares”, enfatiza.

Tener una población más saludable, nutrida y educada les permite a los países construir una economía de mayor valor agregado y, por lo tanto, el Producto Interno Bruto se potencia. “En la medida que los países invierten en primera infancia como sociedad, nos aseguramos de que el potencial de aprender de los niños es aprovechado y podrá evolucionar de manera exitosa en su ciclo educativo y, por lo tanto, el país se beneficia en el largo plazo al tener adultos productivos, que contribuyen a la misma nación”, dice Bernal.

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Una etapa crítica para el ser humano

¿Por qué en la primera infancia deben hacerse los mayores esfuerzos? Como argumenta la rectora de la Universidad de Los Andes, son los primeros mil días de vida del ser humano (desde la gestación hasta los dos años) determinantes para el desarrollo humano y el aprovechamiento de su potencial.

“El cerebro triplica su tamaño en los primeros dos años y se desarrolla el 80 por ciento de la capacidad cognitiva. Estamos hablando de un periodo de tiempo en el que ocurre una gran evolución física y la capacidad neuronal es altamente plástica, razón por la cual, lo que se haga en esta etapa tiene implicaciones importantes en el desarrollo del ser humano para el resto de su vida”, explica.

Esta comprensión ha llevado a que países como Colombia hayan avanzado significativamente en la última década, principalmente en cobertura, infraestructura y programas que están beneficiando a los menores de cinco años. Bernal advierte que cuando se trata de primera infancia la calidad es un asunto prioritario y crítico, “se trata de la única política social que si no tiene calidad le puede hacer daño al niño (…) no es un efecto nulo, sino un efecto negativo”.

“La atención de los niños hasta los cinco años hay que priorizarla. El sueño de todos es tener una sociedad colombiana más incluyente, justa y digna; y la manera de lograrlo es a través de atender las necesidades de nutrición, salud, educación inicial, crianza y cuidado de los más pequeños”, complementa.

Para la experta son cinco los factores determinantes para continuar por esta buena senda, entre ellos, la integralidad en los servicios para la infancia; la atención temprana desde la madre gestante; la priorización de la calidad, definida más allá de los programas y la infraestructura como el fortalecimiento de la formación de maestros y la formulación de objetivos de aprendizaje específicos; la formación de padres; y la escalabilidad de acciones que multipliquen impactos en todo el país.

De otra parte, también destaca las acciones que en conjunto ejercen la sociedad civil, las fundaciones, el sector privado y la academia. “Creo que todos podemos aportar a esta política, lo que es muy interesante porque tiene réditos en diferentes instancias. La inversión en la primera infancia potencia la capacidad de las personas y aumenta la productividad de una nación.

Por su parte, Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito, cuyo objetivo a 2030 es erradicar la desnutrición crónica en el país, afirma que, dentro del concepto de atención integral, “nosotros nos enfocamos mucho en lograr la cero desnutrición y, a través de diferentes estrategias, entregamos paquetes de alimentos proteicos para familias con mujeres gestantes o con niños menores de cinco años. Complementamos su alimentación al tiempo que brindamos asesoría y acompañamiento a las familias de la mano de las instituciones aliadas, resaltando la importancia de la educación nutricional para nuestros beneficiarios”.

En 2021, la Fundación Éxito llegó a los 32 departamentos de Colombia, beneficiando a más de 70.000 niños menores de cinco años, con una inversión de más de 20.000 millones de pesos. Su propósito es que la sociedad entienda que cada familia se puede sumar para que la infancia crezca de manera sana y feliz, nutriendo tanto su cuerpo como su alma, a través de nutrición adecuada, lactancia materna, trato amoroso y mejores pautas de crianza libre de violencias.

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