El gremio de los palmeros, Fedepalma, informó que el sector inició el año con 155.000 toneladas producidas de aceite de palma, registrando una disminución frente al dato reflejado en enero de 2023, que fue de unas 169.800 toneladas.
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De acuerdo con lo dicho por el gremio, esto obedeció a una menor dinámica en las zonas norte y oriental, asociada principalmente a factores climáticos y a que el pico de producción se prevé hacia los meses de febrero y marzo.
Sin embargo, la zona suroccidental registró un aumento del 3,7% en su producción de enero, debido a que se procesó un mayor volumen de fruta que estaba represada por los altos niveles de lluvias registrados a finales del año pasado.
Durante los últimos 12 meses, la producción de aceite de palma pasó de 1,7 millones de toneladas a 1,8 millones de toneladas, “lo que muestra el buen momento productivo del sector”, manifiestan.
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Por otro lado, en lo que confiere a las ventas de aceite de palma, estas alcanzaron 145.000 toneladas, de las cuales unas 106.000 toneladas tenían como destino el mercado local.
“Es decir, el 76% del total de ventas, principalmente hacia el mercado de alimentos comestibles con 52.000 toneladas, seguido por el segmento de biodiesel con 46.000 toneladas”, dicen.
En cuanto a las ventas al mercado de exportación, se reportaron 38.000 toneladas, es decir, el 24% restante de las ventas, dirigidos principalmente a México, Estados Unidos y países del Mercosur.
Aceite palma
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La disminución de precios internacionales del aceite de palma y su competitividad frente a los vegetales importados ha permitido que se mantenga la mayor colocación de palma de producción nacional.
Por otra parte, Angelica María Gutiérrez Rodríguez, Coordinadora Política de Género de Fedepalma, indicó que el sector viene fortaleciendo su apuesta en sostenibilidad social y económica, mediante el desarrollo de una política sectorial de equidad de género.
“Con metodología participativa, este ejercicio de investigación para la acción es pionero en el sector agrícola en el país y contribuye al posicionamiento de la palmicultura colombiana en mercados internacionales”, indicó Gutiérrez.
A pesar de que la participación de la mujer en la agroindustria del aceite de palma se ha fortalecido en roles productivos, administrativos, de investigación y de extensión, aún “las innegables brechas persisten. Aunque las condiciones de las mujeres en la palmicultura son mejores que en otras actividades, no puede decirse que en términos generales se apartan de las tendencias a nivel nacional”, aseguran.
DIANA K. RODRÍGUEZ T.
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