El trabajo doméstico en Colombia, aunque es una actividad esencial para la economía, todavía no logra la importancia que merece y las personas que se dedican a este oficio siguen viendo en muchos casos, como con las condiciones de remuneración, sus derechos no se cumplen y en ocasiones deben trabajar más de lo que la ley les permite.
Estas son algunas de las conclusiones que se aprecian en el reciente informe de la Universidad del Rosario y la Corporación para el Desarrollo de la Seguridad Social, en el cual se pasó revista a las condiciones laborales de las personas que ejercen estas labores, que en su mayoría se desarrollan en las ciudades capitales.
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De acuerdo con el documento, titulado ‘Propuestas para la Formalización del Trabajo Doméstico en Colombia’, el trabajo doméstico en Colombia continúa enfrentando serios desafíos debido a su histórica subvaloración y regulación inadecuada; sobre las cuales recomiendan que se empiece a trabajar con celeridad, teniendo en cuenta que se hablan de derechos y condiciones de vida dignas.
Entre los primeros hallazgos indicaron que actualmente, según su sondeo, se encontró que la jornada laboral promedio varía entre 8 y 11 horas diarias y los salarios suelen ser solo el 50% del salario mínimo legal, con una reducción aún más pronunciada en las áreas rurales. Así mismo, la mayoría de los trabajadores domésticos en el país son mujeres entre 30 y 50 años, con cerca de 20 años de experiencia laboral.
Empleada doméstica
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Diana Londoño, investigadora principal del estudio, explicó que en las zonas urbanas, estas trabajadoras suelen estar empleadas en hogares de clase media alta, mientras que en las áreas rurales enfrentan condiciones mucho más precarias, que en muchas ocasiones pasan desapercibidas para las autoridades laborales.
"Las trabajadoras rurales, especialmente en departamentos como Antioquia, Santander y Cundinamarca, enfrentan condiciones de extrema precariedad debido a la falta de contratos formales y a la ausencia de mecanismos de protección laboral", comentó Londoño.
Entre tanto, Darwin Cortés, profesor e investigador de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario, manifestó que el perfil del trabajo doméstico en Colombia está altamente feminizado, con un 98% de mujeres, muchas de las cuales son jefas de hogar. Las disparidades regionales son marcadas: el 84% de las trabajadoras se concentran en áreas urbanas, especialmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali.
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“En Bogotá, el 70% de las trabajadoras domésticas no tiene acceso a seguridad social y el 40% reporta ingresos por debajo del salario mínimo mensual. En las zonas rurales, la situación es aún más crítica, con el 65% de las trabajadoras percibiendo ingresos por debajo del 50% del salario mínimo legal y apenas el 30% accediendo a seguridad social”, resaltó Cortés.
Un reto vigente
Con base en estos datos, los analistas del Rosario y Codess presentaron varias recomendaciones para mejorar la formalización laboral de los trabajadores domésticos en áreas rurales y urbanas. Este esfuerzo está alineado con los Convenios de la OIT 189 y 190, así como con el régimen de seguridad social vigente, asegurando así su viabilidad y sostenibilidad institucional.
Jhon Marulanda, investigador de Codess, explicó que los grupos focales revelan que las trabajadoras domésticas enfrentan retos significativos como largos desplazamientos, estrés laboral y bajos salarios y que los principales desafíos incluyen la falta de inspección, la estigmatización y las barreras económicas.
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“En Bogotá, el tiempo promedio de desplazamiento es de 1,5 horas, mientras que en las zonas rurales puede alcanzar hasta 3 horas diarias, afectando gravemente la calidad de vida de las trabajadoras”, agregó.
Así mismo, César Valderrama, investigador del proyecto, sugiere que Colombia podría beneficiarse de las estrategias implementadas en países como Argentina, Brasil y Uruguay, que han mejorado la protección de los trabajadores domésticos mediante regulaciones específicas.
Estos académicos indicaron que otro frente a trabajar es la posibilidad de reformar la Ley 278 de 1996 para incluir a los sindicatos de trabajadores domésticos en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales, así como en la recopilación de datos sobre necesidades jurídicas, la creación de un registro de empleados para fortalecer la seguridad social y alinear la jornada laboral con la de otros trabajadores.
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Por último, el estudio recomienda una serie de acciones para mejorar la situación del trabajo doméstico en Colombia, incluyendo el fortalecimiento de la inspección laboral, la promoción de la afiliación sindical y el uso de nuevas tecnologías para facilitar la formalización de contratos y el acceso a la seguridad social.
A nivel latinoamericano y del Caribe, la OIT estima que 76 millones de personas trabajan en el sector doméstico. En Colombia, aproximadamente 800.000 personas están empleadas en este ámbito, la mayoría en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, lo que agrava aún más su discriminación.
“Aunque se han logrado algunos avances legislativos con el Decreto 824 de 1988, la Ley 1788 de 2016 y la ratificación de los convenios 189 y 190 de la OIT, las normativas actuales siguen siendo insuficientes para garantizar condiciones laborales dignas para estos trabajadores”, concluyeron estos expertos.
