El trabajo no remunerado le sigue quitando espacio a las mujeres en el mundo laboral

La brecha de género es tal vez uno de los fenómenos sociales que más se ha revisado durante las décadas recientes en el mundo y pese a los esfuerzos de autoridades, colectivos sociales y la academía por superarlo, todavía sigue presente como un flagelo que juega en contra del desarrollo de las mujeres, que en algunos casos deben sacrificar su futuro profesional para dedicarse a labores del hogar.

Prueba de esto se aprecia en el reciente informe de “Cuentas Nacionales de Transferencia y Cuentas Nacionales de Transferencia de Tiempo”, presentados por el Dane en el comienzo de esta semana, donde se aprecia que las mujeres están dedicando tres veces más tiempo que los hombres a labores no remuneradas, como la atención de personas en la familia o labores domésticas que no constituyen un empleo formal.

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“Las mujeres dedican en promedio 21 horas semanales a actividades del hogar y cuidado, mientras que los hombres dedican 7,5 horas, lo que equivale a 2,8 veces menos. Las mujeres consumen 0,9 horas más de actividades CNTT en comparación con los hombres. Las niñas menores de 15 años consumen en promedio 15 horas, mientras que los niños consumen 14,3 horas”, señaló la entidad en el reporte.

En estas cifras, que analizaron las transferencias monetarias y no monetarias, es decir los flujos de recursos, bienes o servicios que se dan entre diferentes grupos de personas o sectores de la economía sin una contraprestación directa e inmediata, quedó nuevamente en evidencia que sin importar si es formal o informal el sector que se aborde o si solo se habla de dinero o tiempo; el panorama es desfavorable para el género femenino.

Cuatro frentes
Para entender mejor el panorama, el informe presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas se puede abordar desde cuatro grandes brechas, siendo la primera de ellas la laboral, en la que se observa una diferencia marcada en temas como los ingresos, que para el caso de las mujeres son, en promedio, 33,4% menores que los de los hombres.

“Las diferencias en los ingresos se amplían cuando se incorpora el análisis de género. Mientras que para los hombres empleados el máximo de ingresos es de $20.991.322 en 2021, para las mujeres es de $17.555708, generando una brecha salarial de $3.435.614. Para los hombres autoempleados, el máximo de ingresos se alcanza a los 42 años, con un ingreso per cápita anual de $9.280.290, mientras que para las mujeres el nivel máximo se presenta a los 45 años, con un ingreso per cápita anual de $3.992.510”, dice el reporte.

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Dicho de una forma más simple, para el caso de los hombres empleados por su cuenta o en el rebusque, estos ganan un máximo de $9,3 millones a los 42 años, mientras que las mujeres alcanzan sólo $4 millones a los 45 años, lo que genera una brecha del 57%. Así mismo, las mujeres empleadas alcanzan un máximo de $17,6 millones a los 36 años, frente a $21 millones de los hombres a la misma edad.

Partiendo de las primeras cifras, el Dane también muestra una brecha en el acceso y aportes al sistema pensional, en la que las transferencias por pensiones en el régimen de prima media para las mujeres son en promedio $1,8 millones menores que las de los hombres a lo largo del ciclo de vida.

Debido a esto, las mujeres reciben su mayor entrada de pensiones a los 70 años con $8,2 millones, mientras que los hombres lo hacen a los 90 años con $17,1 millones, evidenciando una gran diferencia en el acceso a pensiones; en el que si bien ellos demoran más en alcanzar este beneficio, al final la retribución es mucho mayor.

Para entender mejor este fenómeno se debe tener en cuenta que cuando el Dane habla de transferencias, se refiere a los recursos que las personas reciben o entregan a lo largo de sus vidas, ya sea a través de programas del gobierno o dentro de sus familias, y juegan un papel clave en sostener el consumo cuando los ingresos del trabajo son insuficientes.

En este sentido, también hay un panorama respecto a la brecha de ingresos. En este punto se revela que los hombres dedican 11,8 horas más que las mujeres al trabajo remunerado en el mercado laboral. A los 56 años, se registra la mayor diferencia, donde los hombres dedican 22 horas más que las mujeres al trabajo remunerado.

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Aunque el trabajo no remunerado es un término del que se ha hablado mucho recientemente y hace referencia a todas las actividades de cuidado y labores domésticas que no generan ingresos, como cocinar, limpiar, y cuidar a niños o adultos mayores, las cuales recaen principalmente en las mujeres; pareciera que la lección no está aprendida.

Acá el Dane sostiene que las mujeres dedican en promedio 21 horas semanales a actividades del hogar y cuidado no remunerado, mientras que los hombres solo 7,5 horas, lo que refleja una brecha de 2,8 veces más tiempo dedicado por las mujeres. Entre tanto, las mujeres mayores de 60 años siguen dedicando más tiempo que los hombres a estas actividades (11,9 horas frente a 4,3 horas por semana).

“En cuanto a la producción de cuidado no remunerado, las mujeres alcanzan un máximo de 3,5 horas semanales a los 27 años, mientras que los hombres dedican su máximo de 1,7 horas a los 34 años”, explicaron en la presentación.

De esta forma queda claro que aunque en términos generales Colombia está viviendo un cambio demográfico que conlleva retos en el aparato productivo, las mujeres se están enfrentando a importantes desventajas económicas a lo largo de su ciclo de vida, que más allá de los debates, todavía no se encuentran con medidas efectivas que ayuden a cerrar las brechas en el hogar y mundo laboral.