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Infraestructura

17 ago 2016 - 10:04 p. m.

Millonarias inversiones en el río Bogotá para evitar líos con la llegada de 'La Niña'

El director de la CAR, Néstor Franco, cuenta cómo se han invertido $180.000 millones en el río para evitar desbordamientos e inundaciones por lluvias.

Obras

Después de las inundaciones que dejó la ola invernal hace cinco años aproximadamente, la entidad identificó la necesidad de intervenir, de manera prioritaria, 68 kilómetros de la cuenca media del río.

Después de las inundaciones que dejó la ola invernal hace cinco años aproximadamente, la entidad identificó la necesidad de intervenir, de manera prioritaria, 68 kilómetros de la cuenca media del río.

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Portafolio
17 ago 2016 - 10:04 p. m.

Con el fin de evitar el riesgo de inundación ante la eventual llegada de la ‘Niña’ en los últimos meses del 2016, como se pronosticó desde principios de año, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha adelantado las obras necesarias para que el río Bogotá pueda transportar más agua de llegarse a dar este fenómeno.

Después de las inundaciones que dejó la ola invernal hace cinco años aproximadamente, la entidad identificó la necesidad de intervenir, de manera prioritaria, 68 kilómetros de la cuenca media del río, que va desde el puente de la Virgen (Cota) hasta antes del embalse del Muña en Alicachín (municipio de Soacha), con obras de adecuación hidráulica que permitieran ampliar su capacidad de transportar agua. (Lea: Cosecha cafetera, en riesgo ante probabilidad de fenómeno de La Niña)

Antes de la ola invernal del 2011, el río tenía una capacidad para canalizar agua entre 80 y 100 metros cúbicos por segundo, y con ‘la Niña’ de ese año, ésta llegó a los 130 metros cúbicos por segundo, motivo por el cual se produjeron las inundaciones en la Sabana de Bogotá.

Hoy, según la CAR, el río tiene una capacidad para transportar hasta 200 metros cúbicos por segundo.

“En 2011, el río se desbordó porque perdió su capacidad, hoy esta es el doble a la de ese año... Cuanto mayor sea la capacidad del río de transportar agua, mayor vaso tenemos y menor riesgo de inundación tenemos.”, explicó el director de la CAR, Nestor Guillermo Franco.

Para lograr esta capacidad, fue necesaria la limpieza del río y la compra de predios que permitiera correr 30 metros el jarillón hacia un lado y así ampliar su playa.

Franco dijo que en el proceso de descontaminación del río se encontraron diferentes elementos que a su vez le quitaban espacio para el almacenamiento de agua.

“En 2011, el cauce tenía 30 metros en promedio con un nivel de sedimentación muy alto (basura, colchones, llantas, rollos de tela)”, agregó el funcionario, al explicar que lo “que se hizo fue quitar el sedimento y ampliar el cauce (o el vaso del río) en promedio en 30 metros aproximadamente más 30, que fue en lo que corrimos el jarillón”. (Lea: Agencia internacional predice el fin de ‘El Niño’ y anuncia la llegada de ‘La Niña’)

Esto significa que la playa hacia un lado del río quedó de 30 metros y, por ende, el cauce quedó con la posibilidad de ser de 60 metros para el momento en que se requiera.

Sin embargo, para lograr esta ampliación fue necesario la compra de aproximadamente 6 millones de metros cuadrados de tierra en la zona que comprende la cuenca media del río, para lo que se invirtieron alrededor de $65.000 millones.

“Nosotros no teníamos espacio para que el río creciera, por eso tuvimos que comprar predios”, comentó el Director de la CAR.

Hasta la fecha se han intervenido 58 de los 68 kilómetros planeados, y se espera que se termine con los restantes en febrero del próximo año.

Así mismo, está planeada la intervención de la cuenca alta del río (que va desde el nacimiento, en Villapinzón, hasta el puente de la Virgen), en la que está prevista también la ampliación de la playa con el movimiento de los jarillones a cada lado. Para esto, la inversión estimada es de 40 millones de dólares.

INUNDACIÓN CONTROLADA

Otra de las obras que adelantó la CAR fue la habilitación de zonas de inundación controlada.

“Todos los ríos necesitan zonas de inundación controlada, para lo cual también fueron adquiridos predios”, explicó Franco.

De acuerdo con la información suministrada por la entidad, en total se habilitaron 8 áreas con este propósito.

Con lo anterior, la capacidad de almacenamiento del río pasó de los 8 millones a los 16 millones de metros cúbicos.

“No hay ningún río del mundo que no inunde, lo que pasó en 2011 fue que estas zonas estaban habitadas y no permitían inundaciones”, complementó el funcionario, al recordar que “la ventaja del río Bogotá es que es rural y tenía mucha tierra para compensar esa zona de amortiguación natural o de descanso de agua, donde pudiera inundar sin afectar a los vecinos”.

Entonces, hoy, a parte de la capacidad hidráulica como tal, el río tiene unas zonas de inundación, en las que en una creciente extraordinaria “nosotros podemos almacenar agua, el río pasa su creciente y después la recoge y la saca, y así inunda zonas controladas que nosotros le damos al río”, precisó el Director de la CAR.

Sin embargo, estas áreas de inundación controlada están proyectadas para que sean multifuncionales, de manera que puedan tener un uso adecuado en época de verano y no solo cuando exista riesgo de inundación.

En tiempo de verano, en estas zonas, que quedaron ubicadas detrás del jarillón, se podrán realizar actividades recreativas; y en invierno, “cuando venga una creciente, que conoceremos con nuestro sistema de monitoreo satelital, podemos establecer en cuántas horas va a llegar una creciente a la cuenca media y podemos abrir estas zonas para que el río pueda inundar controladamente”, indicó Franco.

Para estas áreas de inundación, la entidad ambiental está preparando los diseños de lo que se tendría a disposición de los habitantes de Cundinamarca con el ánimo de que “conozcan, disfruten y se apropien de su río”.

Según las cifras suministradas por la CAR, en las obras que se han ejecutado en la cuenca media se invirtieron alrededor de $180.000 millones: $65.000 en compra de predios y el resto en la adecuación de los terrenos.

PLANTAS DE TRATAMIENTO

Otras de las necesidades que se evidenciaron con la ola invernal que vivió el país en los últimos años, fue la importancia de tener las dos plantas de tratamiento de aguas residuales que se han planeado para la ciudad desde hace casi una década.

En los últimos 100 años, al río le llegó toda la basura de los bogotanos y a medida que iba llegando, se iba perdiendo la base y a su vez la capacidad de transportar agua se redujo sustancialmente.

Actualmente, la ciudad con mayor número de habitantes del país tiene solo una parte de una planta de manejo de residuos, que es la del Salitre, con la que solo se le hace tratamiento primario al agua que llega, y que viene desde la calle 220 a la calle 26, es decir, que solo se retira el lodo sin disminuir totalmente su grado de contaminación, y las aguas de la calle 26 hacia el sur están entrando al río sin ningún tipo de procesamiento.

“Nosotros definimos adelantar los diseños de lo que ha de ser la optimización y ampliación de la planta del Salitre, pasando de atender 4 metros cúbicos por segundo a 7,1 metros cúbicos por segundo, y de un tratamiento químico primario asistido a secundario, mediante el sistema de lodos activado convencional, con lo que se reduciría el nivel de contaminación del agua que llega al río Bogotá”, agregó Franco, al comentar que este proyecto se inició desde el 2011 con el Banco Mundial con el fin de adquirir fuentes externas de financiación.

El costo estimado de construir la planta optimizada del Salitre, que permita que el nivel de la contaminación del agua de Bogotá se reduzca de clase 8 a 3, es de 487 millones de dólares.

Fue hasta el pasado 22 de abril de 2016 cuando se le adjudicó este proyecto al consorcio Expansión PTAR Salitre, integrado por las firmas Aktor Technical Societé, de Grecia; Aqualia Infraestructuras, de España, y CASS Constructores y Cía, de Colombia.

Por su parte, el contrato se firmó el 20 de mayo y se encuentra en la fase de legalización y se espera firmar acta de inicio en septiembre con cuatro años de construcción y uno de operación.

“Con este proceso, el agua saldría en calidad 3, que sirve para que el río tenga vida y se le pueda dar uso agropecuario”, dijo Franco.

Según el plan de la CAR, se espera que en el 2023 el río Bogotá se encuentre recuperado, aunque esto depende de dos condiciones: “una, que pongamos en servicio la PTAR de Salitre optimizada, entre el año 2019-2020 y que con la nación y la Empresa de Acueducto se pueda construir la PTAR de Canoas”, sostuvo el funcionario.

SE REDUJO LA PROBABILIDAD

De acuerdo al último reporte del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), la probabilidad de que ocurra un fenómeno de ‘La Niña’ como el de hace cinco años, se ha reducido al pasar del 75 % al 45 %. “Esto no nos impone ignorar el riesgo, hacemos de cuenta que vamos a tener Fenómeno de la Niña, pero las probabi- lidades hoy día han bajado y esto nos permite, seguir traba- jando con las comuni- dades, aunque si estar más tranquilos de que el impacto no va a ser tan fuerte”, dijo Franco.

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